El Ejecutivo quiere subir los impuestos a las petroleras por sus altos márgenes

Los consumidores asisten impotentes al imparable ascenso del precio de los carburantes, que en la primera semana de septiembre se han encarecido un 0,6% en el caso del gasóleo, y un 1,5% en el de la gasolina sin plomo 95. El Gobierno sigue pensando fórmulas para frenar esa escalada. Hace una semana, el ministro de Industria, José Manuel Soria, avanzó que su departamento quiere liberalizar la implantación de gasolineras en vías rápidas y centros comerciales para aumentar la competencia en el sector. Ayer, el Ejecutivo anunció que estudia nuevas fórmulas que permitan reducir el margen de beneficio de los operadores petrolíferos.

Para ello propone aplicar nuevos impuestos, pero que no repercutan en el consumidor, sino en la empresa. Es decir, el más difícil todavía. La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, explicó en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros que el Ejecutivo estudia además liberalizar «los contratos de abanderamiento de las estaciones de servicio con los distribuidores» (es decir, las concesiones) para lograr «una mayor competencia y mejores precios».

Sáenz de Santamaría no ofreció más detalles sobre esas medidas «porque aún no están decididas». La número dos del gabinete de Mariano Rajoy explicó que de los tres elementos que conforman el precio de los carburantes (coste de producto, impuestos y márgenes comerciales) el primero es similar a la media europea y el segundo es menor al resto del continente (en España, en torno al 48% del precio final del producto). La conclusión es que nuestro país es «uno de los Estados en los que el margen, la ganancia, es mayor».

La Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP) mostró su «sorpresa» por el anuncio del Gobierno, y su disconformidad por las acusaciones de la vicepresidenta.