Vicente Gelo se entregó al público del Palacio de Villavicencio. :: JAVIER FERGÓ
Jerez

Un cante pintado de mil colores

Vicente Gelo exprime un recital cargado de contrastes y buen gusto en su primer 'pa´lante' en el festival

JEREZ Actualizado: Guardar
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Cierre de gran nivel para el cante en el Palacio de Villavicencio. Con la sonanta de Antonio Rey pendiente, el cantaor de Albaida del Aljarafe, Vicente Gelo, era el encargado de dar carpetazo a los recitales 'pa´lante' de este año.

El contraste con la tarde del lunes estuvo planteado no solo en los cantes elegido sino en la evidente diferencia de estilo a la hora de ejecutarlos. Desde la soleá inicial ya pudimos percibir que Vicente gusta de alargar los versos, algo que el enorme fuelle que posee le hace más sencillo. Cuando el cante se elongaba el cantaor llenaba todo de matices. La enorme compenetración con la guitarra hacía que los cantes llegasen a sonar perfectamente conjuntados casi como una grabación.

La segunda apuesta del albaidejo fue por malagueñas y abandolaos. De nuevo comprobamos como en las respiraciones largas era capaz de poner muchos colores distintos a cada palabra. No nos encontramos ante una alteración de los cantes en la manera que los artistas más cercanos al pop lo suelen hacer, sino a esas formas marcheneras que dotan de personalidad a cada cante sin que la ortodoxia deje de estar presente. Para los abandolaos eligió, jabegote, fandango de Pérez Guzmán y los de Frasquito Yerbabuena. Sumando a todo lo dicho anteriormente una excelente elección de volúmenes.

Precisamente al maestro Pepe Marchena hizo referencia antes de atacar por guajiras. De nuevo el contraste entre la versificación rápida y la extensa dio como fruto unos resultados sobresalientes. Entre guitarra y voz lograron llevarse el cante a tiempos de tangos justo cuando este veía su final y devolvieron la última estrofa al ritmo original para rematar el número.

Por cantiñas ,Vicente Gelo eligió maneras líricas para decir las letras. Dulcificó la melodía pero sin llegar a caer en el empalago de la balada por alegrías tan en boga en los últimos tiempos.

Llegando casi a las postrimerías del recital la propuesta que empezase por tangos trianeros fue virando melódicamente hacia la afinación en mayores en búsqueda de dos letras de garrotín con las que finiquitar el penúltimo cante de la tarde.

Vicente Gelo nos advirtió del respeto que le producía cerrar el recital por bulerías en esta tierra y salió airoso del envite cantándolas primero por Jerez y tras el primer gran aplauso del público, haciendo un bis por bulerías de Cádiz. Cantando y acompañado de las palmas del respetable y de la guitarra se despidió por el pasillo del Palacio.