Fragmentos de las columnas documentadas.
Sociedad

El Teatro de Balbo, de finales del siglo I a. C.

Los trabajos arqueológicos establecen que el coliseo estuvo a pleno rendimiento 200 años y sitúan exactamente la grada de los nobles Ni Cicerón, ni Estrabón; un equipo de la UCA fija la fecha de su levantamiento

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Comenzaron en el último trimestre del año pasado, de urgencia -así se llama esta fase de prospecciones arqueológicas-, y a los pocos días ya pudieron documentar restos de época medieval. En enero constataron la presencia de decoración del periodo tardorromano y así hasta determinar con exactitud la fecha de su construcción. El Teatro Romano de Cádiz, uno de los más grandes de la Península Ibérica y de los más antiguos de esa civilización, va poco a poco descubriendo sus secretos. Las excavaciones arqueológicas que se vienen desarrollando en el coliseo por parte de la Junta de Andalucía en colaboración con el área de Arqueología de la Universidad de Cádiz (UCA), han permitido situar la fecha de edificación del mismo a finales del siglo I antes de Cristo. Darío Bernal y Alicia Arévalo, los profesores responsables del equipo, así lo confirmaron ayer en una rueda de prensa resumen de casi un año de trabajo de campo. «Hemos excavado hasta el mismo momento de edificación y podemos asegurar que corresponde a la segunda o tercera década del siglo I a. C.», insistió Bernal.

Hasta ahora, la delimitación de los años en los que Balbo construyó el monumento -basándose en otro teatro edificado por él mismo en la capital del Imperio- venía dada por las fuentes literarias. De hecho, es de los pocos edificios públicos de la Hispania Romana a los cuales personajes tan relevantes como Cicerón o el historiador griego Estrabón mencionan en sus obras. Y ahora, gracias al análisis de los elementos decorativos hallados, se ha podido afinar la fecha.

Aunque de época romana ha aparecido un menor número de materiales que en periodos posteriores, el equipo Hum 440 ha descubierto un buen número de placas marmóreas que dan prueba de la riqueza que el monumento atesoraba en su programa decorativo, así como del intenso expolio que sufrió desde su abandono. Destacan tres columnas de ónice, un casetón, una cornisa de mármol blanco italiano y una veintena de fragmentos de inscripciones funerarias.

«Todos estos elementos son fundamentales para en un futuro reconstruir la fisionomía y decoración original de un teatro que, podemos decir, fue usado a pleno rendimiento unos 200 años», apuntó el profesor de la UCA, que estuvo acompañado por la delegada de Cultura Yolanda Peinado; el delegado del Gobierno de la Junta en Cádiz Manuel Jiménez Barrios y Alejandro Cobo, representante del equipo arquitectónico. «Durante el Bajo Imperio expoliaron la sillería que ya no se empleaba, esto es, los saqueos no empezaron durante el medievo, sino siglos antes». Y como ya adelantó LA VOZ hace unos meses, también se han descubierto restos de las casas y pozos del periodo almohade y taifa.

Por su parte, Alicia Arévalo adelantó lo que a juicio de los expertos es uno de los hallazgos más importantes de todos los localizados. La constatación de los asientos privilegiados, los correspondientes a la zona senatorial. «Todos estas excavaciones son de gran importancia para el Teatro Romano, para su recuperación y la de la historia de Cádiz», apostilló Bernal.

500 sacos de material

Los investigadores detallaron que gracias a los sondeos se han documentado íntegramente siete gradas de la 'ima cavea'. También se ha fijado la presencia de un pasillo y una barandilla de separación entre el graderío propiamente dicho y los asientos más nobles del teatro. Además, se ha podido constatar la estructura del arranque de la orchestra. Durante el desarrollo de la intervención se han exhumado unos 500 sacos de materiales muebles con miles de artefactos cerámicos y biofactos, entre los que se destacan abundantes cerámicas medievales almohades de diversa procedencia y factura.

La intervención arqueológica, una vez ultimada, dejará al descubierto un 30% más de la parte actualmente visible del Teatro Romano. La próxima fase del proyecto, aún pendiente de fecha, consistirá en la intervención del vomitorio, la galería que permitirá el acceso del público tras su visita al centro de interpretación. Un libro, que saldrá publicado próximamente, servirá de resumen de todas las investigaciones llevadas a cabo en uno de los monumentos más importantes de la ciudad trimilenaria.