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Un coloso del poder

Inteligente y calculador, Samaranch sacó al olimpismo de la bancarrota

MADRID. Actualizado: Guardar
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«Heredó una organización insolvente, desorganizada y no universal y la hizo global, bien financiada y respetada por las organizaciones políticas del mundo». El abogado canadiense Richard Pound, ex vicepresidente del COI y primer alto dirigente de la Agencia Mundial Antidopaje, sintetiza el legado del 'Papa de los anillos', del hombre que permitió el acceso de los deportistas profesionales a los Juegos.

Calculador, racional, inteligente, habilidoso y astuto, Samaranch se las ingenió para sacar al olimpismo de la bancarrota que le asfixiaba a finales de la década de los 70, cuando las ciudades veían casi imposible conseguir la rentabilidad de una candidatura. Despejó el negro horizonte al concebir el patrocinio olímpico como algo que debía hacerse desde el COI, no como hasta entonces sólo desde la ciudad organizadora.

Protagonista de la «revolución burguesa» del olimpismo, hasta su llegada sólo un nido de aristócratas, dejó como herencia la independencia del COI gracias a la negociación de los derechos de televisión, no a subsidios de los gobiernos. Y acabó con el boicot político que mutiló al deporte. Creció con citas vergonzantes como Moscú y Los Ángeles y entregó el testigo tras Sidney, Juegos deslumbrantes por su universalidad y mestizaje.

Desde niño soñó con poder dirigir y mandar en el deporte , pero jamás imaginó que sería figura trascendental para la elección de Barcelona'92. Sin su influencia, sin esa capacidad innata para manejarse entre los grupos de presión, la Ciudad Condal no hubiera disfrutado del gran sueño al derrotar a París en la elección final de Lausana.

Su labor también resultó importante en las candidaturas fallidas de Madrid a los Juegos de 2012 y 2016. El 2 de octubre del año pasado formó parte de la delegación que presentó en Copenhague la propuesta para 2016. Samaranch fue ponente, se movió entre bastidores, pero ya se encontraba muy desgastado y había perdido influjo entre los prebostes del olimpismo.

«El final de mi tiempo»

«Queridos colegas, he comenzado el final de mi tiempo. Tengo 89 años. Por eso os pido que consideréis premiar a mi país con el honor de albergar los Juegos Olímpicos en Madrid», afirmó en un discurso directo al corazón de los presentes, que adquiere ahora plena vigencia. Sonaba a despedida. Perdió la batalla de Río ante Jacques Rogge.

Marqués de Samaranch desde 1991, compaginó de joven la práctica de diversos deportes, sobre todo hockey sobre patines, en el que llegó a ser campeón del mundo como seleccionador nacional, fútbol y boxeo, con los estudios de profesor mercantil. Polifacético donde los haya, ejerció como periodista en Helsinki'52 y presidió la Federación Española de Patinaje.

Tiene un pasado político nebuloso. Con 15 años fue movilizado por la República para integrar la 'Quinta del Biberón', pero huyó y no se incorporó a filas. Afiliado a Falange Española Tradicionalista y de las JONS desde muy joven, pudo hacer carrera política en el Ayuntamiento y la Diputación de Barcelona, fue procurador de las Cortes del régimen franquista y Delegado Nacional de Educación Física. Ya en la transición, trabajó como embajador en la Unión Soviética y Mongolia. Ya era vicepresidente del COI y su condición de diplomático le permitió establecer los contactos necesarios para alcanzar el cénit olímpico.