EL DINERO DE LOS OTROS
Actualizado:La envidia es muy mala, pero los medios para defenderse de ella son peores. Al presidente del Congreso y adaptable político multiusos, señor Bono, le han encontrado sus oponentes un «desajuste» entre su sueldo y sus posesiones inmobiliarias.
Evidentemente esa pasión por la riqueza no se corresponde con un estilo de vida socialista, pero ¿quién ha dicho que todos los socialistas tengan que tener el mismo estilo? A diferencia de los que no precisan justificar su patrimonio, ya que no lo tienen, don José Bono se ve obligado a explicar el suyo y dice que proviene de los ingresos de su señora esposa, dueña de un negocio tan floreciente como nuevo, y de los ingresos que le depara la hípica.
Todos sabemos que hay caballos que corren más que otros, pero el problema de los apostantes estriba en acertar cuáles son los que llegan primero. A estas ganancias, el abnegado político les añade los 220.000 euros que ha cobrado de la editorial Planeta por sus memorias, en calidad de anticipo. Aquí si hay que preguntarse algunas cosas: ¿qué número de cretinos hacen falta para precipitarse en las librerías para leer un libro escrito por el señor Bono? Según algunos expertos, su prosa es notoriamente inferior a la de Valle-Inclán, que jamás cobró una cantidad semejante.
Lo cierto es que nunca se puede justificar más de lo que tiene alguna justificación y este político, tan preocupado por el bienestar ajeno, se ve en el trance de «justificar», o sea de probar una cosa con razones convincentes, y él tiene que probar varias: una casa en Toledo, otra en Albacete, otra en Estepona y otra en Madrid. Qué suerte ganar tanto dinero trabajando. Se puede ser más pobre que las ratas, pero si se es más listo que los ratones colorados es posible conseguirlo. Este buen señor lo ha logrado.