El CEU pone fin a sus jornadas sobre la seguridad de los estados y sus mares

El director del Instituto Español de Estudios Estratégicos del Ministerio de Defensa, Miguel Ángel Ballesteros Martín, clausuró ayer el curso La seguridad en los Estados y Mares fallidos, que la Universidad CEU San Pablo ha celebrado durante toda la semana en El Puerto.

Ballesteros se adentró para concluir el curso en los estados fallidos y sus consecuencias a nivel internacional. Primero, definió estado fallido como aquel «que no tiene control sobre su propio territorio, no ejerce el monopolio de la violencia y no logra instaurar y mantener la autoridad». «Es un proceso progresivo y no lineal», apuntó. En este punto, se remitió a Rotberg y sus categorías, en las que divide las zonas en estados débiles, fallidos, o colapsados. Del mismo modo, señaló que no siempre ha habido estados fallidos y que las causas son, entre otras, el fin de la Guerra Fría, la descolonización o las grandes transformaciones de la globalización.

Además, nombró los 12 indicadores de los estados fallidos según la Fundación para la Paz, que se dividen en indicadores sociales, como son las presiones demográficas crecientes, los movimientos de refugiados o desplazados, o la acción de grupos irredentos; indicadores económicos, e indicadores políticos. Sobre éstos últimos el ponente aludió a fenómenos como la deslegitimación del estado o el deterioro progresivo de los servicios públicos.

El general de Artillería aclaró, dada la actualidad que vive el país africano, que Somalia no es el único estado fallido conocido. Y citó a otros como Zimbabwe, Sudán, Chad, Congo, Irak o Afganistán.

Por lo tanto, un estado fallido es un caldo de cultivo para los mares fallidos, que a su vez son propicios para el terrorismo, el narcotráfico o la piratería. Para intentar solventar estos problemas, y apoyar la Resolución 1816, la UE ha creado la Operación Atlanta, puntualizó Ballesteros. Un dispositivo que el general no dudó en calificar de éxito.