. Berlusconi se afloja el cuello de su camisa. / REUTERS
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Chicas Papá Noel y vídeos de sí mismo

La Justicia investiga a 30 mujeres y cinco fiestas de Berlusconi mientras la desidia hunde el referéndum sobre la ley electoral

| CORRESPONSAL. ROMA Actualizado: Guardar
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La prensa italiana no ceja y arroja cada día nuevas pruebas, fotos y entrevistas de testigos que parecen indicar una y otra vez que Berlusconi mentía cuando dijo que todo eran «basura» y «falsedades». Desde entonces ha decidido no hablar del asunto y no responder a preguntas, pero nadie duda ya de sus fiestas con prostitutas: la Fiscalía de Bari cuenta al menos cinco veladas y treinta chicas, según reveló ayer en su investigación de una presunta inducción a la prostitución del amigo que le enviaba mujeres, el empresario Giampaolo Tarantini. Éste ha reconocido los hechos para intentar dejarle al margen, pues afirma que lo hacía sin su conocimiento y para quedar bien con él. Al margen de si el Il Cavaliere miente, las implicaciones de estos asuntos privados son públicas: además de la causa judicial, al menos dos chicas fueron incluidas en listas electorales y ayer se confirmó que entraban en casa del primer ministro sin ningún control de seguridad. La oposición añade que el jefe del Gobierno no puede ser chantajeable.

El asunto monopoliza la atención y una sociedad hastiada dio ayer la espalda al referéndum para cambiar la ley electoral, que planteaba un vuelco del sistema para buscar el bipartidismo y poner fin al poder de los partidos pequeños. Era demasiado técnico, sin publicidad y fue ocultado por los partidos: sólo obtuvo un 23% de afluencia, la más baja de la historia, y se exigía un 50% más uno como quórum. La Liga Norte y las demás formaciones menores estaban encantadas. También se celebró la segunda vuelta de las municipales y provinciales, que en los resultados provisionales no deparaba sorpresas. El PD, que temía la debacle, mantenía sus plazas y el PDL de Berlusconi sólo conseguía arrebatarle la provincia de Venecia. Milán estaba en el aire.

Resuelto este trámite electoral, el panorama para Berlusconi es tormentoso: esta treintena de chicas desfilará para ser interrogada, y visto lo visto, es probable que acto seguido peregrine ante la prensa dando entrevistas. La duda es si Italia y el primer ministro, que a priori pueden con todo, aguantarán un mes así. La atmósfera está cada vez más cargada, el culebrón va para largo y no se le ve salida, con el consiguiente deterioro de la imagen de Italia, anfitriona de la inminente cumbre del G-8 en julio. El ex presidente de la República, Francesco Cossiga, aconsejaba ayer a Berlusconi dejar de «revolcarse en el fango» y convocar elecciones.

Absuelto por las urnas

Salvo que a Berlusconi se le acabe la paciencia con uno de sus prontos, actúa como siempre: dice que es todo falso, que lo inventa la prensa y se siente absuelto por las urnas. Ayuda mucho el escandaloso silencio de sus tres televisiones y las tres públicas, es decir, casi todas, salvo la minoritaria La 7 y el canal de pago Sky. Viendo la pantalla es imposible saber nada. Sólo se puede seguir la historia en la prensa escrita y por Internet.

Lo peor, en todo caso, es la oleada de detalles de sus veladas, a cual más chusco, que describen a Berlusconi como un personaje delirante. Chicas vestidas de Papá Noel, regalos a mansalva de colgantes con forma de mariposa o tortuga diseñados por él o sesiones de una hora de vídeos de sí mismo que terminan con las invitadas cantando, entrelazadas las manos, Meno male che Silvio c'e (Menos mal que tenemos a Silvio), himno de exaltación del líder.

La primera mujer en hablar, Patrizia D'Addario, 42 años, ha seguido dando detalles al Sunday Times. Dice que al entrar en Palazzo Grazioli, la residencia romana de Berlusconi, pensó que aquello «era un harén», quedó sorprendida de la cantidad de maquillaje del magnate -«parecía naranja»- y le abrumó que bailara pegado a ella ante los demás invitados sin ningún recato. La segunda en hablar, Barbara Montereale, 23 años, ha sacado las fotos que hizo aquella noche en el baño de Berlusconi y ha contado más detalles de fiestas en Cerdeña: «Eslavas, rumanas, chicas del Este, parecían de casa, le llamaban Papi, cada una más envidiosa que la otra, compitiendo a ver quién estaba más cerca».