Túnel por el que escaparon varios presos de la cárcel de Segovia. / Archivo
lucha antiterrorista

Hace más de veinte años que ningún preso etarra escapa de la cárcel española en la que cumple condena

En Francia un etarra huyó en 2002 cambiándose con su hermano gemelo

BILBAO Actualizado: Guardar
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Todos los intentos de fuga de presos de ETA que se han registrado en España en los últimos veintitrés años han fracasado. En Francia, sin embargo, Ismael Berasategui se escapó el 17 de agosto de 2002 de la prisión de La Santé cambiándose con su hermano gemelo que había ido a visitarle. Cinco meses más tarde fue capturado de nuevo.

La última fuga con éxito en territorio español se produjo el 7 de julio de 1985 en la prisión guipuzcoana de Martutene cuando se escaparon dos etarras con la colaboración de quien posteriormente fue el jefe del aparato político de la organización terrorista, Mikel Albizu, Antza. Los diversos intentos de fuga ocurridos en los años posteriores han quedado frustrados y la mayor parte de ellos no han pasado de la fase de planificación, sin que llegaran a ponerse en marcha.

El último intento de huir de un penal por parte de un miembro de ETA fue el protagonizado por Igor Solana en la prisión de Nanclares el 18 de agosto de 2001 cuando serró los barrotes de su celda, se encaramó a un muro y trató de descolgarse con una sábana, momento en el que fue capturado. El 6 de marzo de 1993, en la cárcel de Granada, el etarra José María Sagardui realizó un agujero en el techo de su celda y llegó a un tejado, desde donde intentó saltar el muro exterior, pero fue capturado en ese punto por la Guardia Civil.

Comando especial para una fuga

En 1992, ETA creó un comando especial para preparar una fuga de miembros de la banda que se encontraban en la prisión de Puerto I, entre ellos Henri Parot o Kubati. En este operativo debían utilizar un helicóptero para rescatar a los presos, pero la vigilancia de la Guardia Civil sobre el comando impidió que pusieran en práctica su plan. Otro comando especial para sacar presos de la cárcel con un helicóptero fue desmantelado por la policía en 1990. Esa célula tenía que sacar a de la cárcel de Herrera a De Juan Chaos y otros cuatro etarras a los que se pretendía trasladar a Portugal. En 1992, presos de la cárcel de Ocaña I idearon un plan similar de fuga mediante un helicóptero y se lo propusieron a la dirección de la banda, pero tampoco se materializó.

Años antes, en septiembre de 1987, se abortó otro intento de fuga en la prisión de Alcalá-Meco al descubrir los funcionarios de prisiones una pistola oculta en el interior de unas zapatillas entregadas al miembro del 'comando Madrid' Antonio Troitiño. Al parecer, el plan de fuga consistía en aprovechar uno de los traslados a la Audiencia Nacional para amenazar a los guardias civiles encargados del traslado y escaparse.

En Francia también ha habido varios intentos fallidos. En 2004, Igor Letona Viteri trató de escapar haciéndose pasar por abogado pero fue detectado en un control. Un año antes se descubrió otro plan para sacar a cinco presos de La Santé volando con explosivos un muro.

Última fuga en 1985

La última fuga de miembros de ETA registrada en España se produjo el 7 de julio de 1985 en la prisión de Martutene. José Ignacio Picabea Burunza y Joseba Sarrionaindia consiguieron huir ocultos dentro de los bafles de música con la ayuda del actual miembro de la ejecutiva etarra Mikel Albizu Iriarte, Antza. En enero de 1980, otros tres miembros de ETA que se encontraban en Martutene lograron escaparse al salir a la calle mezclados con los familiares que habían ido a visitarles.

Sin embargo, la más espectacular de todas las escapadas protagonizadas por los presos de ETA fue la registrada en abril de 1976 en la cárcel de Segovia, cuyo relato ha sido llevado al cine. 24 presos de ETA , junto a cinco de otros grupos se fugaron por un túnel que habían excavado hasta conectar con una alcantarilla. A través de ésta llegaron al exterior donde un camión especialmente adaptado les trasladó hasta Pamplona. Luego, desde la capital navarra, se desplazaron hacia la frontera francesa por las proximidades de Espinal. Sin embargo, al intentar cruzar la frontera a través del monte los huidos se encontraron con la Guardia Civil. En el enfrentamiento resultó muerto uno de los fugados y capturados el resto, salvo cuatro que llegaron finalmente a territorio francés.

El mismo año, otros dos miembros de la banda terrorista intentaron huir de la cárcel de Basauri. Tras abandonar el módulo en el que estaban encerrados, se ocultaron en un falso techo. En este lugar permanecieron durante un mes, mientras los responsables del centro los daban por fugados. Sin embargo, al cabo de un mes fueron localizados. En diciembre de 1969, diez presos de ETA lograron darse a la fuga en este mismo centro.

El asalto a centros penitenciarios u hospitalarios en los que había recluidos miembros de ETA ha sido el sistema utilizado en varias ocasiones para conseguir la fuga. En los años sesenta un comando armado intentó asaltar la cárcel de Pamplona para conseguir la puesta en libertad de una etarra allí encarcelada. El intento quedó frustrado al ser herido de un disparo uno de los asaltantes.

Lo mismo ocurrió, en la prisión barcelonesa de La Trinidad, donde un comando formado por dos miembros de ETA intentó liberar a Karmele Barandiarán Santiago haciéndose pasar por abogados. Los asaltantes redujeron a un funcionario, mantuvieron un tiroteo con la Guardia Civil y finalmente se entregaron. Por el contrario, este procedimiento tuvo éxito en el asalto a la Residencia Sanitaria de San Sebastián donde un comando armado logró liberar a Juan Urcelay tras desarmar a los policías de vigilancia.