PAN Y CIRCO

por la vía rápida

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Muchos son los motivos por los que el Cádiz merece ascender a Segunda este año. Sobra decir que merecer, merece estar en Primera, categoría de la que nunca tuvo que bajar, pero los caprichos del destino ya sabemos lo malajes que son cuando se empeñan. Para empezar, el equipo amarillo ha mostrado una gran regularidad, prueba de ello es que ha marcado en todos los campos menos en el del Conquense. Como todo buen trabajo, éste debe tener su recompensa, aunque ya sabemos que no siempre es así. Luego la gente del Cádiz tiene que llevarse una alegría después del gran disgusto de la pasada campaña. A pesar de ello, se ha seguido apoyando a los colores de siempre. Y ni qué decir tiene que a la vuelta de la esquina nos espera un bonito Centenario que deberíamos celebrar por todo lo alto y desde el balcón de la mejor Liga del mundo. Además no se trata de un partido cualquiera, entre otras cosas, porque el rival no es un cualquiera. Se trata de otro histórico que ansía recuperar el trono perdido ya hace años. Tal es así que hasta hemos tenido conato de polémica. El propio presidente del Real Unión de Irún nos ha mandado un mensajito. Muy recto él, ha comentado que ya no se va a contestar a nada que digan en Cádiz. Me he quedado muerta en la bañera porque no sé por dónde van los tiros. Imagino que al asunto de las «muchas» entradas que «tan gustosamente nos han facilitado» pero, sinceramente, «tampoco es pa'ponerse así». Por echarle un poco de más picante al asunto, tenemos a todos nuestros hombres con recuerdos de la ida. El peor es Raúl López, con esguince en la rodilla izquierda. Veremos quién llega a tiempo para la batalla final de Irún. Así que, para el partido de mañana sólo cabe mentalizarse de que es una auténtica final, de que después de mañana ya no hay nada más...bueno sí, la Segunda.