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Corea del Norte afina su capacidad ofensiva con un sofisticado cohete

El proyectil recorrió 3.000 kilómetros, aunque acabó estrellándose en el océano Pacífico

| PEKÍN Actualizado: Guardar
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¿Satélite o misil? ¿Éxito o fracaso? Como ocurre con las botellas, que se ven medio llenas o medio vacías dependiendo del color del cristal con que se mire, el lanzamiento de un cohete norcoreano el domingo ha provocado un amplio debate entre los analistas. Por supuesto, la prueba fue fructífera para el régimen de Pyongyang, que se vanagloria de haber puesto en órbita un satélite que ya transmite desde el espacio canciones revolucionarias en honor del fundador del país y Presidente Eterno, y de su hijo y actual caudillo, el Querido Líder Kim Jong-il.

Para Estados Unidos, Corea del Sur y Japón, el lanzamiento tenía como objetivo ensayar la última generación de misiles intercontinentales Taepodong-2, capaces en teoría de llegar a Hawai y golpear las costas de Alaska. Con independencia del verdadero motivo, Washington, Seúl y Tokio consideran que la prueba falló porque, tras desprenderse de sus módulos de propulsión, el cohete acabó estrellándose junto a la carga en el océano Pacífico, donde ya debe estar buscándolo la Armada norteamericana para certificar su fracaso y, de paso, analizarlo.

Según informó la agencia AP citando a Daniel Pinkston, un experto del Grupo de Crisis Internacional con sede en Seúl, «el segundo y el tercer módulo tuvieron dificultades en soltarse», lo que finalmente habría provocado que el cohete no pudiera elevarse más y acabara precipitándose sobre el mar. Sin embargo, otros científicos consideran que, aunque el proyectil cayera al agua y no consiguiera lanzar un satélite, tampoco se puede hablar de un rotundo fracaso. El motivo es que recorrió más de 3.000 kilómetros antes de que, supuestamente, se estrellara, lo que supone un considerable progreso con respecto a las otras pruebas de misiles efectuadas con anterioridad por Corea del Norte.

Notable mejora

En concreto, es el doble de la distancia recorrida por otro cohete que también sembró el miedo en la comunidad internacional al atravesar el espacio aéreo de Japón en 1998. Y, desde luego, es una notable mejora con respecto al mismo Taepodong-2 que, en julio de 2006, sólo se mantuvo en el aire 42 segundos antes de estrellarse.

Pese a las sanciones impuestas a Pyongyang tras detonar su primera bomba atómica en 2006, este hermético régimen estalinista ha avanzado de forma considerable en su carrera armamentística, aunque está lejos aún de alcanzar objetivos como Alaska o Seattle.