vuelta de hoja

Rumores

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Se suele decir que una noticia es un rumor que se confirma. Nunca lo he creído, ya que siempre existen más rumores que verdades. Los oímos a todas horas, pero oír no es lo mismo que escuchar, que implica cierta voluntariedad. Si alguien escuchase todo lo que se dice acabaría siendo más tonto de lo que era inicialmente, antes de que ciertas informaciones le entraran por un oído y le salieran por el otro, ya que algunas se quedan dentro. Se hablaba de una posible remodelación de Gobierno, que está hecho una plasta. No digo que no sea necesaria, pero me atrevo a decir que dará igual. Las señoras y los señores ministros comparecen en los libros de historia a pie de página, en caracteres tipográficos minúsculos, a penas aptos para ser leídos por los historiadores.

Como no pasan sus nombres de cierto tamaño, no puede pasar a la posterioridad, ni siquiera entendiendo por eso una superposición de minorías. Deben aprovechar el momento y no malgastar la atención de los fotógrafos ni las genuflexiones de los ujieres.

A la gente de la calle no nos importa que el presidente Zapatero vaya a mover el banquillo, sino que no se muevan de su postura los bancos. Su mala gestión, concediendo créditos a personas a las que ni siquiera se les podía conceder la palabra, nos ha conducido a la ruina actual. Una vez hechas las cuentas resulta que cada español, incluidos los voluntarios, debe a la banca 882 euros. Los ayuntamientos están al borde de la quiebra, pero por el borde de dentro. Las dignas corporaciones locales se han entrampado, unas con otras, en un total de 40.000 millones de euros. No se trata de buscar nuevos ministros, todavía más inteligentes que los anteriores, sino de buscar dinero. Hay rumores de que están por ahí. Que sea para bien los rumores confirmados.