Sociedad

Real Academia Gaditana de la lengua

El habla de Cádiz ha aportado nuevos vocablos al léxico español, como cursi, carajote o bastinazo, que hoy aparecen en todos los diccionarios

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Indagar en el origen de algunas palabras puede deparar grandes sorpresas. Los gaditanos, con su guasa e imaginación, han aportado nuevos vocablos al léxico español que hoy aparecen en todos los diccionarios.

Seguro que no mucha gente se imagina que palabras como cursi o liberal, en su acepción política, nacieron en Andalucía, y más concretamente en Cádiz. Dos términos comunes y muy utilizados por cualquier hispano hablante que, sin embargo, deben su nacimiento a la inventiva de nuestros antepasados. Y es que esta tierra centenaria, según los expertos, es «una ciudad creadora del lenguaje» en toda regla.

Pedro Payán Sotomayor es todo un referente en este tema. Autor del libro El habla de Cádiz, su labor de investigación ha aportado luz sobre algunas de las expresiones más típicas de la provincia, y más concretamente de la capital. Para él, el vocabulario gaditano no tiene secretos y asegura que «no debe extrañar que utilicemos un buen número de términos que no coinciden con los recogidos en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, ya que el habla de Cádiz se distingue por una serie de fenómenos fonéticos y gramaticales, pero también de tipo léxico».

Para bien o para mal, hablar diferente ha dado pie a la acuñación de voces como chicuco, quillo, jartible o sieso. Muchas de estas palabras, irreconocibles para los forasteros, han modificado con el paso del tiempo incluso su significado. «Bastinazo, que proviene de pescado barato o basto, comenzó a usarse como algo peyorativo, malo. Sin embargo, hoy ha adoptado un significado positivo. Los jóvenes han dado un giro a la expresión por completo y ahora se refieren a una película como un auténtico bastinazo para decir que es muy buena», afirma Payán.

En el caso de cursi, su origen es mucho más divertido y llano. Según el escritor «este término apareció por primera vez a mediados del siglo XIX. Surge cuando se instalan en la ciudad unas muchachas muy snobs, hijas de un sastre francés llamado Sicour. No está muy claro si fueron unas estudiantinas universitarias de la época o bien alguna agrupación carnavalesca, las que hicieron un trabalenguas con el apellido del galo y por repetición -Sicoursicoursicour- la palabra derivó en cursi. De esta manera tan sencilla apareció el término».

Pero si esta expresión caló en la sociedad española, otra que tuvo una gran acogida, y de manera muy rápida, fue paraíso en su definición de conjunto de asientos del piso más alto, según la R A E Pero, ¿de dónde sale el nuevo sentido? «La iglesia de San Felipe Neri que tiene un par de coros bastante elevados -explica Payán-, pertenecía a la congregación de los filipenses. Dichos religiosos, grababan en las puertas de sus lugares de culto un escudo con un paraíso y un corazón en medio. Cuando el pueblo tenía acceso a las sesiones de las Cortes que se celebraban en el recinto, accedían por la entrada del grabado a los coros más altos de la iglesia. Y naturalmente, para ellos era ir al paraíso».

Sin embargo, no hay que remontarse al tiempo de las Cortes para encontrar recientes vocablos de cuño gaditano. Entre los más actuales se encuentra angango. Dícese, según los lugareños, de un adolescente vestido de manera peculiar, con ciertas posturas ante la vida. O al menos, eso dice Payán, para quien los términos «netamente gaditanos» como éste, son los que más le gustan.

Por otro lado, no solo las palabras enriquecen el acervo lingüístico. Expresiones como llovió más que cuando enterraron a bigotes, refiriéndose posiblemente al día en el que dieron sepultura al alcalde Fermín Salvochea, o más perdido que el barco del arroz, también se suman a las singularidades de un léxico que ha aportado mucho al conjunto de la sociedad hispano hablante. bastinazo jartible nota quillo carajote angango joé coba pisha