Drama chabolista

a muerte de Francisco y David, dos hermanos de apenas año y medio y siete meses, en una de las contadas infraviviendas que quedan en pie junto a El Salobral madrileño -durante años, el mayor núcleo chabolista del sur de Europa-, sobrecoge por la terrible indefensión que ha acabado condenando a los dos pequeños. Ambos fallecieron al incendiarse por un cortocircuito el precario refugio de madera y uralita en el que malvivían junto a otros dos niños, sus padres y su abuela, la cual había tenido que ausentarse para acompañar al baño a uno de los hermanos que han logrado salvarse. La descripción de los hechos resulta tan estremecedora como indignante, ante la constatación de que semejante desenlace podría haberse evitado con que las circunstancias hubieran sido menos desfavorables y los menores no tuvieran que sufrir un desamparo llamado a condicionar toda su existencia.