Un hombre pasa ante la oficina de Habitat en Madrid. / REUTERS
Economia

La inmobiliaria Habitat suspende pagos asfixiada por una deuda de 2.300 millones

La quinta promotora española cae lastrada por el préstamo que pidió para comprar una filial de Ferrovial

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La catalana Promociones Habitat, quinta inmobiliaria española por tamaño, presentó ayer proceso concursal voluntario, un procedimiento equivalente a la antigua suspensión de pagos, incapaz de seguir adelante con su actividad normal bajo el peso y las consecuencias de una deuda que asciende a 2.300 millones.

A la tercera va la vencida. Aunque el pasado febrero consiguió negociar un acuerdo de refinanciación, no pudo cumplir los plazos, y en septiembre fracasó al recurrir a sus accionistas para pedirles que aceptaran una ampliación de capital. Las condiciones del mercado han empeorado de manera dramática mientras tanto, y Habitat ha tenido que seguir la estela de Llanera, Martinsa-Fadesa y Tremón, entre otras sociedades a las que la crisis del ladrillo ha arrastrado en su desplome.

Por importe, esta suspensión de pagos es la segunda más abultada de la historia reciente del sector, al superar los 900 millones de deuda que llevaron al grupo Tremón a declararse insolvente. La mayor suspensión de pagos la protagonizó Martinsa-Fadesa, con un pasivo de 5.200 millones de euros. Tampoco la que fuera primera inmobiliaria española por activos pudo cumplir con los compromisos a los que llegó con los bancos acreedores.

Provisiones realizadas

Controlada por su presidente, Bruno Figueras, y su socio Josep Suñol, y con Ferrovial como segundo accionista, entre los propietarios de Habitat figuran también el dueño de Mango, Isak Andic, o el de Hoteles Hesperia, José Antonio Castro, entre otros empresarios conocidos.

Acreedores de Habitat son, por este orden, La Caixa (a la que debe 232 millones), Caja Madrid (220 millones), Banco Santander (218 millones), BBVA (200 millones), Banco Popular (160 millones) y hasta un total que ronda las 40 entidades de crédito. Con la mayoría de ellas suscribió la promotora un préstamo sindicado de 1.600 millones, que constituye el grueso de su deuda, para comprar Ferrovial Inmobiliaria hace justo dos años, en tiempos en los que todavía alimentaba expectativas de mayor rentabilidad por la vía de la expansión del negocio.

A las entidades de crédito no se les incrementa la necesidad de realizar provisiones, porque la mayoría de ellas ya dotaron las cantidades prestadas a Habitat a la vista de las dificultades que venía presentando. Crecerá, no obstante, la morosidad del sistema, porque cuando una sociedad presenta concurso de acreedores, toda la deuda que mantiene pendiente con un banco o caja entra en la categoría de morosa.

La promotora anunció en un comunicado que aspira a mantener la actividad comercial con normalidad y aseguró que colaborará con el juez y la administración concursal para alcanzar un acuerdo con los acreedores, responder a las obligaciones de pago y sentar las bases del desarrollo futuro. Habitat defiende que su proyecto empresarial, «viable en su totalidad», se ha visto afectado por la actual crisis financiera e inmobiliaria, pero está respaldado «por activos de alto valor que le dan solidez».

Habrá más casos

La promotora catalana no será la última en acudir al procedimiento concursal para salvar los muebles. Colonial ha presentado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores el folleto de una emisión de bonos en el que reconoce que depende de la venta de sus participaciones del 15,45% en Fomento de Construcciones y Contratas, del 33% en SLF y el 100% de Riofisa o, al menos, de una parte de sus activos, para no incurrir en impago de la deuda o, en última instancia, en insolvencia y declaración de concurso.

El vicepresidente económico del Gobierno, Pedro Solbes, hizo ayer un llamamiento a las inmobiliarias y a las entidades que les financian para que realicen todos los esfuerzos destinados a encontrar soluciones que permitan mantener el tejido empresarial español. Ese empeño no impedirá que se produzcan concursos de acreedores, reconoció.

Solbes atribuyó las suspensiones de pagos que se están sucediendo en el sector inmobiliario a la herencia de «un periodo de bonanza, casi de exceso, en el sector de la construcción», y observó que ahora se está produciendo cierta vuelta a la normalidad. «Empresas que apostaron, no con mala fe, porque las cosas iban a seguir en la misma dirección, han tomado más riesgos, al igual que sus financiadores», comentó, para concluir que de esa actuación derivan los actuales problemas.