EN EL AGUA. Recreación de dos ejemplares nadando. / NATURE
Sociedad

Descubren que el caparazón de las tortugas evolucionó a partir de su columna y costillas

El origen del caparazón de las tortugas era una incógnita para los científicos. Ahora, un grupo de investigadores de la Academia de las Ciencias de China y la Universidad de Toronto (Canadá) ha arrojado algo de luz sobre este enigma evolutivo. Estos expertos han descubierto que la coraza de las tortugas evolucionó a partir del ensanchamiento de la columna vertebral y de las costillas.

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Según estos científicos, que publican sus conclusiones en el último número de la revista Nature, las tortugas han tenido un aspecto similar al actual «desde la época de los dinosaurios». Los investigadores no disponían de datos para perfilar la evolución de estos animales en periodos anteriores. Pero ahora, un ejemplar fósil de la especie de tortuga más primitiva conocida ha proporcionado la información que faltaba. El espécimen fue descubierto en 2007 en la provincia de Guiyang al suroeste de China y vivió hace 220 millones de años.

Como defensa

Los científicos analizaron los restos y han encontrado las suficientes evidencias como para mantener la noción de que los caparazones de las tortugas son extensiones óseas de la espina dorsal y de las costillas, que se expandieron para formar una estructura protectora. La especie estudiada se llama Odontochelys semitestacea -que se podría traducir como tortuga dentada semicubierta- y vivía en el agua. Los investigadores han llegado a esta conclusión porque su coraza era parcial y cubría el vientre, para proteger al animal del ataque de depredadores acuáticos desde abajo.

«Es la primera tortuga sin cubierta completa que encontramos», explica Olivier Rieppel, miembro del equipo de científicos que han desvelado el hallazgo. «La coraza es una innovación evolutiva difícil de explicar si no tenemos un ejemplo intermedio» entre tortugas sin coraza y tortugas con coraza completa. La Odontochelys cubre ese vacío. Hasta ahora, algunos expertos habían propuesto la discutida idea de que el caparazón de las tortugas había surgido mediante la unión de piezas osificadas de la piel. El nuevo descubrimiento descarta esta idea.