DESPUÉS. Piezas arrancadas de la obra original de Haese. / E. C.
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El arte hecho chatarra

Un hombre armado con tenazas arranca varias piezas de una obra del artista alemán Günter Haese para venderlas en un desguace

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El 30 de septiembre de 2007, la pequeña ciudad de Viersen, en el estado de Renania del Norte-Westfalia, salió de su anonimato informativo gracias a una primicia artística. Las autoridades de esta ciudad de 76.000 habitantes presentaron al público la escultura Optimus II, una obra monumental de ocho metros de alto y cinco de diámetro creada por el escultor Günther Haese. El júbilo fue doble. Por una parte, la oferta cultural se enriqueció con una pieza de uno de los escultores más famosos de Alemania, pero también Viersen se convirtió en la primera localidad en exponer al aire libre una obra de Haese.

El orgullo de Vierten ha durado escasos once meses. Ayer, las autoridades y la población fueron protagonistas de una nueva noticia, pero esta vez, marcada por un hecho bochornoso y que fue narrada por la agencia alemana de noticias DPA. Amparado por la oscuridad del amanecer, un hombre armado con tenazas para cortar alambres se encaramó a la escultura y se puso a cortarla con intención, según ha confesado, de venderla como chatarra al mejor postor. Y es que Optimus II está compuesta por una red tejida con alambre de latón de la que cuelgan 138 bolas de diferentes tamaños y más de cien espirales.

Antes de ser sorprendido por la Policía, el ladrón, un drogadicto de 39 años con antecedentes penales, había logrado acumular varios fragmentos de la escultura cinética en su carretilla. «El valor material de las piezas robadas es de algunos cientos de euros, pero mucho mayor serán los costes para restaurarla», ha señalado el comisario Wolfgang Wiese'.

Por el momento, el artista de 84 años y las autoridades de Viersen guardan silencio, pero la acción del delincuente que quiso vender como chatarra la obra de uno de los autores más reconocidos del país ha llevado a recordar la milagrosa carrera de Günther Haese, que descubrió sus habilidades después de combatir como soldado en la Segunda Guerra Mundial.

«Artista del equilibrio»

Tras cursar estudios de Arte en la academia de Dusseldorf, Haese fue bautizado por la crítica como «el artista del equilibrio». En poco tiempo se convirtió en el máximo exponente del movimiento de arte cinético alemán y logró saborear el éxito y la fama con una exposición en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Corría 1964. Dos años después, representó a su país en la Bienal de Venecia.

A pesar de su éxito, Haese vende sus esculturas tan sólo para mantener a su familia. «No necesito mucho dinero para vivir. ¿Para qué habría de tenerlo, para pagar más impresos? Soy feliz así», ha asegurado el artista en alguna ocasión. La mayor parte de su trabajo se compone de pequeños cuerpos transparentes formados con latón y bronce en los que integra bolas y espirales. Sus esculturas se pueden contemplar en varios museos de todo el mundo, como el Guggenheim y el de Arte Moderno de Nueva York y, más recientemente, en una muestra colectiva organizada por el museo Esteban Vicente de Segovia, que exhibe temporalmente la obra Würfel (Dado), que pertenece al Reina Sofía.

En 2006 el artista dio un giro radical y decidió, por primera vez en su larga y exitosa carrera, construir una obra monumental: Optimus II, la que ayer casi acaba convertida en un montón de chatarra.