PASADO. Martinón-Torres, ayer en Leioa. / FERNANDO GÓMEZ
MARCOS MARTINÓN-TORRES ARQUEÓLOGO

«Los alquimistas del Renacimiento eran grandes científicos»

«Había chalados y fraudulentos como desgraciadamente los hay hoy en las universidades», asegura

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El arqueólogo Marcos Martinón-Torres viajará en unas semanas a China para examinar las armas de los guerreros de terracota. Antes, habló ayer en la Facultad de Ciencia y Tecnología de la Universidad del País Vasco sobre 'Los orígenes alquímicos de la química moderna'.

-La astrología es la madre tonta de la astronomía. ¿La alquimia es algo parecido respecto a la química?

-No, no... En el periodo que yo estudio, desde la Edad Media tardía hasta el siglo XVIII, la alquimia era la mejor ciencia aplicada que había. Hoy tenemos muy claras las diferencias entre alquimia y química. La primera es una cosa bastarda, pseudofilosófica, neopagana, muy alejada de la realidad, esotérica.

-Con sus abracadabras.

-Exactamente. Y, como hoy la alquimia es así, tendemos a trasladar esa imagen al pasado, como si todos los alquimistas de la Edad Media y el renacimiento fueran chalados, magos, locos, oscurantistas...

-¿No lo eran?

-No. Eran personas que utilizaban los conocimientos científicos más avanzados de su tiempo. Experimentaban aplicando leyes de la física y la química que no se iban a formular hasta el siglo XIX. Ellos estaban llevando esos principios a la práctica en el XVI.

-¿Eran pioneros?

-Eran unos adelantados a su época. Estaban en la vanguardia de la ciencia. Todos los esoterismos de ahora son inventos recientes, del siglo XVIII, cuando se demostró imposible la obtención de la piedra filosofal, que permitiría transformar cualquier sustancia en oro. Hoy sabemos que eso es imposible, pero los alquimistas filosóficos creen que puede conseguirse con la ayuda de Dios, Alá, Osiris... Hasta el siglo XVIII se creía posible y se experimentaba con ese fin. La alquimia está en el germen de la química.

-Y usted ha estudiado los crisoles en los que los alquimistas del Renacimiento fundían los metales.

-Sí.

-¿Por que?

-Siempre he tenido especial interés en el Renacimiendo, porque entonces cambia la manera de entender el mundo, la Naturaleza, y al mismo tiempo los europeos comienzan a viajar, a conocer nuevos mundos y a plantearse cómo puede explicarse todo esa diversidad cultural. Si un alquimista del siglo XVI se levantara de la tumba y se encontrara con uno del siglo XXI, se le caería el alma a los pies. Ayer, en una charla, alguien del público me decía que había comprado oro potable por Internet, que se lo estaba dando a su madre y le iba fenomenal.

-¿Oro potable?

-Es mejor no pensar de qué se trata en realidad. Cuando yo digo que los alquimistas son grandes científicos, no me refiero a los actuales, sino a los que viven entre el Renacimiento y el siglo XVIII.

-¿Utilizaban la tecnología más avanzada de su tiempo?

-Sí. Hay unos crisoles muy famosos, los de Hesse. Muchos alquimistas decían que, si querías conseguir la piedra filosofal, necesitabas un crisol de Hesse porque son los más resistentes, los mejores... En Londres, la Real Academia ofreció una recompensa al artesano local que fabricara un crisol equiparable.

-Porque la fórmula era secreta.

-Sí. Y se importaban a miles. Cada rey, cada príncipe... tenía su alquimista. Mi equipo dio con el secreto de esos crisoles. Los analizamos y descubrimos que tenían mullita, un silicato de aluminio que se utiliza, por ejemplo, en los motores de los aviones. Es un material muy avanzado que se creía que no se había descubierto hasta el siglo XX. Es un ejemplo de la tecnología que usaban los alquimistas, que avanzaban en el conocimiento mediante el ensayo y el error. El problema es que eso no lo plasmaban en sus libros o no lo hacían de un modo comprensible para nosotros. Si los lees, hablan de reinas, dragones...

-¿Por qué era importante para un rey tener su alquimista?

-En el siglo XVI se estaba desarrollando mucho la minería en Europa. Todos los reyes buscaban minas de oro y, claro, también buscaban la piedra filosofal. Antes de abrir una mina, el alquimista analizaba muestras de mineral para ver si se justificaba la explotación. Había otros enfocados hacia la medicina, hacia la investigación de minerales con fines curativos. La alquimia era entonces un campo muy amplio, que practicaban todos, aunque estuvieran especializados en alguno de los campos. Había chalados y fraudulentos como los hay hoy, desgraciadamente, en las universidades. Nació en Orense en 1977. Licenciado en Historia por la Universidad de Santiago de Compostela, es doctor en Arqueología por la Universidad de Londres, donde es profesor.