CALIDAD. Barcala, con el número 13, se ha convertido en un fijo del combinado nacional. / LA VOZ
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Esencia gaditana en la cima del voley nacional

Con tan sólo 24 años a sus espaldas, Juan Carlos Barcala ya ha logrado tres Superligas y es un fijo en las convocatorias de la selección española

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El acento gaditano se escucha en lo más alto del voleibol nacional. El encargado de llevarlo hasta allí es Juan Carlos Barcala, un joven de 24 años que pese a su corta edad ya puede presumir de una vitrina en la que figuran tres Superligas y otras tantas Supercopas de España, amén de ser un fijo en las convocatorias de una selección española que ostenta el título de campeona de Europa.

Su camino hasta la cima del voley nacional no ha sido fácil y si la ha alcanzado se debe únicamente a un talento innato para este deporte e innumerables horas de trabajo sobre la pista de entrenamiento. Su carrera comenzó casi por casualidad, cuando con tan sólo 12 años la curiosidad le llamó a probar el voleibol en el patio de Las Esclavas. A nadie se le pasó por alto que el chaval mostraba cualidades, así que el siguiente paso fue el de apuntarse al equipo de la ciudad, el Amigos de Cádiz. Impulsado por un físico imponente y un interés por aprender fuera de lo común, su progresión se disparó en apenas unos meses. Y tal fue el nivel que llegó alcanzar que la llamada a las puertas de la Federación Española se hizo inevitable. Ésta le llegó a los 16 años, cuando le anunciaron el interés para que se incorporase a la Concentración Permanente. La decisión no fue fácil para alguien que aún era más niño que hombre. Los pros: un paso de gigante en su carrera y un futuro asegurado en la élite del voleibol nacional. Los contras: dos años alejado de su casa y su ciudad, viviendo en un colegio mayor de Palencia donde continuaría sus estudios y mejoraría su técnica. «Me lo planteé mucho, dejar a la familia e irse a vivir solo daba miedo pero al final di el paso adelante y fue la decisión acertada. De no haber aceptado no estaría donde estoy ahora», recuerda de aquellos tiempos Barcala.

Una carrera profesional

La Concentración Permanente es un trampolín para la profesionalidad que supo aprovechar el gaditano. Con tan sólo 18 años fichó por uno de los grandes del panorama nacional, el Unicaja Almería. Fueron tiempos de novato y de pocos minutos, si bien plenos de aprendizaje. Pero el banquillo no esta hecho para Barcala. Por ello tomó la decisión de dar un paso atrás para coger impulso antes de saltar hacia delante. Dejó al campeón de España para irse a un modesto como el Vecindario cuya lucha era la de permanencia. Canarias vivió su explosión definitiva. Sobre la pista se convirtió en un líder que acabó acaparando de nuevo la atención de los grandes. El Drac Palma apostó por él y con los baleares sumó una nueva Superliga. Este verano ha vuelto a Almería para seguir ganando, aunque su llegada es ahora muy distinta a la protagonizada a los 18 años. «Soy un jugador más maduro que quiere ser importante para el equipo, ya no soy un niño que mira para abajo sino que soy un profesional que sabe lo que es jugar en Europa y en la selección».

Su lista de títulos es amplia pero sigue teniendo hambre: «Lo que me motiva ahora es ser responsable de los títulos logrados, ser decisivo en su consecución y que mi nombre haya sido una parte clave para lograrlos».

Y mientras que llegan nuevos trofeos el gaditano no descuida su futuro. El poco tiempo que le deja la pista de juego lo aprovecha para estudiar Derecho. «Cuesta bastante pero esto no es como el fútbol, donde un jugador equivalente a mi nivel se convierte en millonario. En el voleibol esto no ocurre ni por asomo. Sé que cuando me retire deberé de seguir trabajando y si no estás preparado nadie te querrá a su lado», concluye.