CONCENTRACIÓN. De coches tuneados celebrada en Jerez el pasado año y en la que se dieron cita numerosos vehículos. / LA VOZ
Jerez

Derechos y obligaciones

La igualdad para todos los españoles es un concepto que ya tenemos o que debemos tener muy claro todos los ciudadanos, y, a excepción de alguna célula subversiva que todavía suelta ande por ahí sin control, los demás somos conscientes de que hay que respetar al prójimo y, lo mismo que exigimos y hacemos valer nuestros derechos, para que el mundo sea cada vez más convivible, debemos forzarnos en cumplir con todas y cada una de nuestras obligaciones.

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Hasta el gobierno, que dice preocuparse de estos asuntos, ha puesto en su gabinete a una miembra de ministra para que dicha igualdad se lleve a cabo y nos respetemos los unos a los otros. En ello estamos todos los que comprendemos que para exigir derechos hay que observar todos y cada uno de nuestros deberes.

Por ejemplo: lo mismo que el peso de la ley cae sobre el ex marido que incumple el pago de la pensión mandándolo a la cárcel, la igualdad consistiría en hacer lo propio con la ex esposa que no lleva a cabo escrupulosamente el régimen de visitas, no digamos si practica la alienación parental. La observancia por igual de las medidas y el respeto de ambos cónyuges en el cumplimiento de las obligaciones para con el otro, crea entre los dos la paz necesaria (ellos no lo saben) para conseguir la tan ansiada igualdad. O, lo que es lo mismo, la tranquilidad de observar que son satisfechos sus derechos hace que se produzca el equilibrio que los iguala. Que de no ser así, la descompensación provocará odios de tipo cainita, desencadenando un conflicto que no cesará hasta que uno de los cónyuges deje este mundo. Así de terrible, pero así de cierto.

Coches tuneados

En otro orden de derechos y obligaciones, cada vez nos sentimos menos iguales con esa proliferación de conductores de coches tuneados que, dueños del asfalto se apoderan de la vía pública desafiando todas las leyes, normas de tráfico y seguridad vial con su conducción deportiva y potencia megafónica puesta al máximo de decibelios. Uno se hace cábalas y como es lógico, surgen las preguntas. ¿Dónde están las fuerzas de seguridad y orden público para atajar los desmanes de estos desaprensivos? Comprendemos que a la cantidad de problemas con los que cada día se enfrentan ahora les ha salido este nuevo colectivo de infractores que como hongos surgen por doquier. Realizadas nuestras pesquisas en talleres especializados en hi-fi y tunning donde efectúan dichos montajes, esta Voz de la Conciencia se ha quedado muda al conocer la cantidad de miles de euros que cuesta tunear estos coches, los que ya de por sí son de media a alta gama y, por tanto, de alto coste, a los que además ya se les han cambiado las llantas por otras más anchas y de aluminio, calzados con nuevas gomas de bajo perfil y mayor banda de rodaje y adherencia para la conducción deportiva. Los paragolpes, los faldones, los talcos, la iluminación y un largo etcétera. Durante la espera tuvimos la ocasión de conocer a los propietarios de dichos coches, los que al juzgar por su presencia, léxico y comportamiento provocan con su actitud las normales interrogantes. Con lo mal que están las cosas, ¿de dónde sacan estos chicos el montante de euros que se necesita para tunear estos coches? ¿Cuál es su profesión? ¿Qué carrera han estudiado? ¿Dónde trabajan que ganan tanto dinero? Porque nuestros hijos, a pesar de su formación universitaria y los Masters que han realizado apenas llegan a mileuristas y, de no ser por la ayuda que los padres les prestamos, no podrían ni adquirir un coche de segunda mano.

Pero la perplejidad tocó fondo cuando el jefe del taller aseveró diciendo que tunear un coche puede doblar el precio de éste y que algunos de estos chicos los guardan en garajes sacándolos sólo para exhibirlos en las movidas y concursos de tunning, por lo que suelen poseer dos coches, el de a diario y el tuneado, los que, además, tienen un costosísimo mantenimiento.

Nosotros, que ponemos tanto cuidado al hacer nuestras declaraciones, las que ajustamos al céntimo a fin de no infligir ningún artículo de la ley tributaria y evitar ser llamados a inspección por los señores de Hacienda, no nos imaginamos las de vueltas que estos chicos habrán de darles a sus obligaciones con el fisco para salir indemnes de cada declaración o al hacerlas no levantar la liebre.

Lo más seguro es que tengan no ya un asesor fiscal, sino todo un gabinete a su disposición para poder hacer coincidir los ingresos con los gastos o justificar el tipo de vida que llevan con estos lujos y dispendios en coches tuneados, mantenimiento y el combustible que consumen en la conducción deportiva.

Mientras que a un sector de los contribuyentes se nos va cerrando el cerco, hasta el punto de sentir una especie de dogal en el cuello que cada vez nos atenaza y asfixia más con los impuestos, otros campan a sus anchas y, debido a la dificultad de controlarlos viven sin temor, a su albedrío, conscientes de que se hallan fuera del espectro visual de la agencia tributaria, es decir, ¿en un ángulo invisible?