FENÓMENO. Imagen captada ayer del vuelo de cientos de insectos en la ciudad. / ÓSCAR CHAMORRO
CÁDIZ

Grandes poblaciones de libélulas invaden la ciudad en busca de un hábitat propicio para reproducirse

Los charcos y aguas estacandas producidos por las últimas lluvias son un foco de atracción para estos insectos inofensivos para el humano

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Cuando se barrunta levante en el ambiente, dice el acervo popular que aparecen las libélulas como signo inequívoco que va a pegar fuerte el viento que sopla del este. Ésa ha podido ser la explicación a la que han recurrido muchos vecinos cuando han comprobado la llegada de grandes poblaciones de estos insectos, que han invadido el cielo de la capital. Pero ahondando en razones más científicas, un miembro de la junta directiva de la Sociedad Andaluza de Entomología, Francisco Cano Villegas, basa su llegada también en condiciones climatológicas relacionadas con la lluvia.

Según este experto, las migraciones se producen cuando aparecen las primeras precipitaciones tras el verano. Esta especie acude a los terrenos pantanosos, los charcos y las aguas estancadas para que las hembras -de color amarillo, mientras que los machos son rojos- depositen sus huevos tras la cópula. «Cuando veamos una libélula golpeando con su parte trasera la lámina de agua, sabremos que está dejando lo que serán las larvas» o los futuros especímenes adultos.

La noticia que le llegaba de la capital gaditana a este técnico de fauna silvestre de la empresa pública Egmasa coincide con otras informaciones que había recibido de Málaga, en donde se están registrando las mismas concentraciones en la zona de la desembocadura del río Guadalhorce. «Las marismas son también un lugar propicio y en Cádiz igualmente se podrán observar importantes masas en Sanlúcar».

Las hembras pueden dejar miles de huevos que no emergerán en forma de libélulas adultas hasta llegada la primavera. Mientras se completa un nuevo ciclo creativo, los adultos luchan ahora entre sí por hacerse con los recursos alimenticios. «Poco a poco se van desplazando y alejando de las ciudades en busca de lugares donde puedan encontrar comida» y la llegada de las bajas temperaturas es el final para muchos adultos que perecen al no soportarlas.

Pese al impresionante efecto que produce la visión de miles de insectos sobrevolando la ciudad como se podía observar ayer mismo, las libélulas son inofensivas para el humano y un buen remedio para acabar con los mosquitos, de los cuales se alimentan, entre otros insectos.

stubio@lavozdigital.es