SIN BRAZALETE. El valenciano ha dejado de ser capitán del equipo esta temporada. / CRISTÓBAL
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«Es una decisión sin retorno»

Vicente Moreno avisa y recuerda que el xerecismo no le volverá a ver portando el brazalete de capitán del equipo a no ser «que expulsen a diez de mis compañeros»

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Vicente Moreno acumula ocho temporadas como azulino a sus espaldas. En la novena ha tomado la decisión de abandonar la capitanía, pues la erosión le ha afectado de lleno al pasar tantas temporadas en primera fila. Ahora está más cómodo, tan a gusto que el valenciano ya avisa y recuerda que será imposible volver a verle portando el brazalete de capitán del Xerez Deportivo. Moreno acudió ayer a la tertulia radiofónica de Canal Sur y contó que se trata de una sentencia firme. «Eso no tiene retorno. Cuando uno toma una decisión tiene que ser con todas las consecuencias y en su momento yo tomé esta. Yo ya lo tenía decidido de antes, pero creía que no era el momento por todos los problemas que había. Se lo comuniqué a mis compañeros y les dije que cuando se solucionaran todos los asuntos pendientes dejaría de ser el capitán. Cuando se pagó y el equipo comenzó a entrenar con normalidad mis compañeros lo aceptaron sin problemas. El hecho de ser capitán oficial no quiere decir que vaya a aportar más, yo tengo una predisposición total, pero no me volveréis a ver como capitán».

El valenciano desvela que en el vestuario xerecista «todo el mundo lo entendió perfectamente y fueron muy respetuosos. Alguno me pidió que me lo pensara bien porque quería que continuara», pero finalmente decidió cerrar su ciclo como capitán del Deportivo. Decisión que «de alguna forma», le permite «estar más tranquilo. Si tomé la decisión de no ser capitán, que fue muy meditada, fue porque era lo mejor para mí y para el grupo también. Está claro que el no ser capitán no quiere decir que me desentienda de todo. Una cosa es llevar el brazalete en los partidos y estar más expuesto ante los medios y el club, y otra es estar a disposición de los compañeros, que lo estoy, para aportar mi experiencia. En ese sentido no voy a escurrir el bulto».

Y es que por mucho que oficialmente haya abandonado ese cargo, parece que sus compañeros siguen mirando a su líder cuando desvían la vista hacia él. «Lo que es evidente es que a medida que pasan los años uno toma una experiencia que tiene que servir para algo. Yo intento ponerlo a disposición de mis compañeros, pero no lo sé todo. De hecho, yo también intento aprender de los más jóvenes».

El brazalete de capitán le ha regalado buenos recuerdos, pero también ha conllevado algunos malos tragos, ya que «en momentos puntuales me ha acarreado muchos problemas, sobre todo porque yo me lo he cogido muy a pecho. He intentado no fallarle a nadie. Eso hace que uno mismo se ponga esa responsabilidad y de alguna forma, te pasa factura y sufres un desgaste en todos los sentidos. Ese cansancio lo he notado en momentos puntuales».

Uno de los momentos más delicados fue el vivido por el futbolista el pasado mes de diciembre, cuando denunció al Xerez por impago. Algo, que para muchos aficionados, manchó el expediente del gran capitán. Ayer, Vicente explicó sus argumentos. «Uno cuando toma una decisión lo hace con todas las consecuencias y yo no me decido sin meditarlo. Si hice aquello fue porque pensaba que era lo mejor. Luego, hay gente que entiende que es lo correcto y otros que no. Era muy difícil y muy impopular. Además, en ese momento creo que estábamos los últimos, por lo que todavía habría más gente en contra. Yo respeté todas las opiniones».

Triunfo ante el Levante

El momento deportivo actual en el Xerez es bastante cómodo porque «después de una victoria estamos muy bien y a gusto. Se sufrió, pero era una cosa que esperábamos, que sabíamos que iba a suceder. Normalmente todos los equipos son complicados, pero en este caso, el Levante, sabíamos que traía una plantilla bien trabajada por su entrenador. Si no pasa nada raro será un equipo que estará arriba y dará muchos problemas a sus rivales».

Los diez puntos que acumulan en este momento les han colocado en la zona alta de la clasificación cuando ya se han disputado seis encuentros. Por ello, ya se compara este arranque con el que el Deportivo venían haciendo antes de la nefasta pasada campaña. Algo que a Moreno no le agrada demasiado porque «no me gusta comparar, pero tampoco es exactamente igual porque años atrás habíamos empezado exageradamente bien. Recuerdo que en los primeros diez partidos perdíamos uno o ningún partido. Ahora los números son buenos, pero también se han sumado dos derrotas y un empate».

Su plácido momento también se ha visto refrendado con una renovación de contrato que prácticamente le asegura un final de carrera deportiva en azulino. «Las circunstancias en la vida son muy cambiantes y todo ha ido cambiando. He estado cerca de salir este verano, pues de hecho era una decisión que tenía tomada. Pensaba que era el momento en esas circunstancias. Creía que era lo mejor para todos, aunque sabía que habría gente que no lo entendería. Sí tengo muy claro que no quise engañar a nadie y por eso expuse la idea que tenía. Las circunstancias han querido que todo cambie, y si no pasa nada, estaré aquí más tiempo».

El Levante, equipo al que se midió este fin de semana, podía haber sido la entidad a la que perteneciera Moreno esta temporada, pues no hace muchos meses, el valenciano quería abandonar Jerez para marcharse a su Valencia natal. «Me costó mucho tomar esa decisión porque son muchos los años que llevo aquí. Tampoco se trataba de decir si quiero mucho o poco a este club, pues ya lo he demostrado con hechos y no tengo que demostrar nada a nadie. Me costó tomar la decisión, pero la temporada pasada fue dificilísima tanto a nivel personal como individual. Sufrí un desgaste que no se lo deseo a nadie y además surgieron unas posibilidades de jugar cerca de casa. Pensé que era lo mejor». A él también le cuesta visualizarse con ese verde chillón con el que el Levante llegó a Chapín y reconoce que no se imagina con esos colores en el estadio jerezano, «pero las circunstancias me pedían marcharme por todo lo que comento. Además, el Levante es el club en el que yo comencé a formarme como profesional y también tenía unas connotaciones especiales el terminar mi carrera deportiva allí. Al final, no se ha dado el caso, me he quedado aquí y estoy encantado de la vida».

Frías relaciones

Por culpa de la capitanía ha tenido que chocar y conversar mucho con la directiva. Esa confrontación, especialmente tensa durante la campaña pasada, ha tenido la culpa de que «después de lo que pasó la temporada pasada, quedó en un punto complicada, pero como seguimos siendo los mismos, tenemos que llevar el día a día de la mejor manera posible». Con Miguel Ángel Rondán, «sobre todo la temporada pasada, hubo un enfriamiento, pero a Miguel Ángel no le puedo guardar ningún rencor de ningún tipo. Es una persona a la que conozco desde hace muchos años y desde luego quiero seguir teniendo una buena relación con él cuando se acabe el fútbol y me vaya a mi casa. También hay que ser agradecido y él tuvo mucha culpa de que yo llegará al Xerez en el año 2000. Lógicamente, todo lo que he pasado aquí, en parte, es gracias a él».

En cuanto a Joaquín Morales: «Creo que el presidente y yo hemos sufrido un desgaste mutuo, porque él es el presidente de la entidad y yo el capitán de la plantilla, entonces, los intereses no son los mismos y a veces hemos discutido o se ha creado algo de tensión. El día de mañana, cuando yo esté en un sitio y él en otro pienso que mantendremos una buena relación». Quizás el que sale peor parado es un Antonio Fernández Monterrubio con el que tiene «muy poca relación porque él viene poco al vestuario». Durante el último desplazamiento de la temporada pasada a Las Palmas, se produjo un incidente entre el director general y la plantilla, y Monterrubio no acudió a su habitual cita al término de los partidos al vestuario del Xerez. Moreno quiso aclarar que «aquello no fue exactamente así. No vamos a negar que en ese viaje hubo mucho tensión y se pasó muy mal por las dos partes, pero tampoco le dijimos que no entrara en el vestuario. Quizás sí le comentamos que era mejor que no entrar porque el ambiente no era muy propenso porque no habíamos logrado la permanencia allí y teníamos problemas con el club. Todo aconsejaba que era mejor que no nos cruzáramos porque en un momento puntual podíamos perder los nervios».

Aquello sucedió al final de la temporada pasada, cerrando una de las campañas más convulsas de los últimos años. Algo que a Vicente le gustaría dejar atrás para vivir de manera más relajada. «Han sido nueve temporadas muy intensas en todos los sentidos, tanto extradeportivos como deportivos y de todas las formas y colores. Son experiencias que recuerdas con mucho cariño, incluso las malas, y la verdad es que estoy encantado de haber estado aquí pese a los problemas».

Si la venta de la entidad se produce finalmente, parece que podrían llegar meses de tranquilidad. «Todos los aficionados en Xerez anhelan una temporada tranquila en lo deportivo y en lo económico. Desde luego que me gustaría que fuera así por mí y por todos los que me rodean. El tema de la venta me resbala porque ya lo he escuchado muchas veces. Ahora mismo hay un presidente que seguramente tendrá los problemas de siempre. Por eso ha dicho que quiere y necesita marcharse. Lo mejor es que se llegue a un acuerdo, aunque a mí me da igual quién esté. Lo que quiero es que el presidente que esté nos dé unas garantías».

Anoeta

El próximo sábado el Xerez llegará a San Sebastián, en concreto, a Anoeta, un estadio que la campaña cambió el rumbo del equipo. «Perdimos pero supuso un punto de inflexión para el equipo. Era el tercer partido de Esteban y veníamos de perder y éramos últimos. En Anoeta hicimos méritos para no perder y nos dimos cuenta de que podíamos hacer más de lo que veníamos haciendo».

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