LA PRUEBA. David Cameron saluda a los asistentes al congreso consevador inglés. / AFP
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David Cameron, ante la tarea de probrar que está listo para ser primer ministro

El líder 'tory' abre el congreso de su partido dispuesto a convencer de que no es un joven novato

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David Cameron llegó ayer a la Conferencia del Partido Conservador en Birmingham dispuesto a demostrar que, a pesar de su juventud, está preparado para formar Gobierno y convertirse en el próximo primer ministro del Reino Unido. Pero además de deshacerse de la etiqueta de «inexperiencia» su equipo tiene otra difícil de despegar -la de capitalistas sin escrúpulos- en un momento en el que la prioridad de los británicos es la economía y la confianza de los ciudadanos en el sistema financiero está por los suelos.

El líder conservador, de 41 años, y su más estrecho colaborador y amigo, el ministro de Economía en la sombra, George Osborne, de sólo 37, deberán convencer de que, como decía el primer ministro, Gordon Brown, en la Conferencia Laborista la semana pasada, Cameron no es un «novicio» y que es capaz de liderar el país en estos momentos de turbulencia económica. Es más, DC (así lo llaman en algunos círculos), se expondrá a preguntas ante los delegados de su partido para demostrar que no es un inculto en cuanto a finanzas se refiere.

Durante los días previos a la conferencia sus asesores han recordado que el líder conservador estudió Económicas en Oxford, estuvo involucrado en la formulación de la política fiscal de la Hacienda británica en los 90 y trabajó como ejecutivo en la City de Londres. Sin embargo, esa es sólo una verdad a medias porque la carrera que estudió combinaba Economía con Política y Filosofía; cuando trabajaba en Hacienda coincidió con el conocido como Black Wednesday (miércoles negro), el 16 de septiembre de 1992, en el que colapsó de manera repentina la política monetaria del Gobierno conservador de John Major y la libra se vio obligada a descolgarse del mecanismo europeo de cambio de divisa. Además, su puesto en la City fue en realidad como relaciones públicas.

Desde que se convirtió en líder de su partido en diciembre de 2005, David Cameron se ha esforzado en proyectar una imagen de padre de familia moderno, un hombre respetuoso con el medio ambiente que usa la bicicleta para ir a trabajar, aunque le siga detrás el coche oficial, etc. Pero ahora que los británicos se están apretando el cinturón para llegar a final de mes, habrá que ver cómo se defiende de sus conexiones con empresarios que han hecho mucho dinero gracias a la especulación. Algunos de ellos han donado dinero al partido conservador: al menos 2,5 millones de euros, según el Sunday Times.

La conferencia conservadora promete ser, como en el caso de los otros partidos, un espectáculo mediático de lavado de imagen en el que los partidos tiran la casa por la ventana. En este caso, se ha cambiado algo la estrategia inicial: si en un principio se había planeado una sesión para celebrar últimas victorias conservadoras, Cameron ha preferido dejarse de triunfalismos y celebrar un sobrio debate sobre la crisis financiera.

Si hasta ahora el líder conservador ha visto cómo la popularidad de Brown, que llegó al poder hace un año y tres meses, y la de los laboristas se deshacía por las circunstancias -sin apenas tener que hacer oposición-, ahora le toca demostrar que se merece estar por delante en las encuestas. Las publicadas este fin de semana dan a los conservadores entre un 41 y un 43% del apoyo, mientras que los laboristas se quedan con 31-32%.