IMAGINACIÓN. Antonio, el creador de la mayoría de las piezas. /C. O.
Jerez

Unidos por el barro

Los tres socios de la cooperativa siguen produciendo en su fábrica tres décadas después mientras buscan otras vías de negocio con su oferta educativa para colegios

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Hace 28 años un grupo de jóvenes de Nueva Jarilla decidieron transformar su afición por la cerámica, ésa que habían ido adquiriendo en el centro cultural de la pedanía, en su oficio y el modo en el que se ganarían la vida. Nació así la empresa Cerámica Andaluza Jugum, un nombre que hace referencia al término en latín que significa «unión». «Teníamos mucha ilusión, la misma filosofía y queríamos tomárnoslo en serio», cuenta María Ángeles Álvarez, una de las socias.

En el año 1983, los 11 primeros socios de Cerámica Jugum constituyeron su empresa como cooperativa, un régimen que siguen manteniendo en la actualidad, aunque ya sólo quedan tres de los fundadores. «Era el modelo que mejor se adaptaba a nuestro proyecto, entonces y ahora», insiste María Ángeles.

El sueño de aquella chica de 15 años se hizo realidad, y poco a poco, «al principio sólo le dedicábamos algunas horas mientras trabajábamos en otros sectores», pudieron levantar una fábrica que casi tres décadas después es la única de la provincia en producir cerámica a niveles industriales, pero con diseños propios.

Con los años, muchos de sus compañeros encontraron otro trabajo y abandonaron la cooperativa, pero María Ángeles continuó con el que es su pareja, Antonio Bellido, y María Isabel Durán. Los tres han aprovechado los años para formarse, aprender a pintar, a usar el torno con maestría y a especializarse. «Esta profesión requiere mucha imaginación y una gran amor por las labores manuales y artesanas», explica Antonio, sin duda la mente creativa del equipo.

En una primera etapa comenzaron a producir desde el mismo centro cultural, pero en 1999 decidieron dar el gran salto y adquirir la nave actual, en un terreno a la entrada de Nueva Jarilla que «al principio iba a ser un polígono, pero en el que hoy hay viviendas», cuenta María Ángeles.

El cambio de ubicación era obligado para crecer. Un primer gran pedido de 11.000 grifos para la cerveza La Sureña, así como otros de empresas de la zona como González Byass -que hoy en día sigue siendo uno de sus principales clientes- les hizo convencerse que podrían vivir de lo que producían en su taller. Su amplio catálogo, en el que hay diferentes regalo de empresa, objetos de decoración, azulejos, rótulos de calle y cualquier petición que haga el cliente da muestras de que «estamos preparados para todo».

A su éxito en este sector no sólo contribuye la dedicación de los tres empresarios, sino también el esfuerzo inversor que han realizado para mejorar y adaptarse a las nuevas tecnologías. «Compramos un nuevo torno, así como un horno más moderno para cocer barro de alta temperatura, que es uno de los más solicitados ahora», apunta María Ángeles.

Pero el mercado es limitado, y en tiempos de crisis «nuestro sector es el que más sufre, porque no es de primera necesidad». Esta realidad se une a la falta de apoyo institucional -«organizan ferias andaluzas de artesanía y nos regalan productos hechos en China», critican- y la llegada de objetos que llegan del extranjero que «no son competencia directa, porque no tienen calidad, pero que sí devalúan la imagen de esta actividad y hace que caigan los precios», según María Ángeles.

Pero en Jugum también han encontrado la manera de diversificar su negocio y encontrar nuevas vías de subsistencia. Así, hace cinco años pusieron en marcha un proyecto educativo con colegios de la zona que permite que cada año alrededor de 900 escolares visiten sus instalaciones, conozcan la producción de la cerámica y se lleven a casa una pieza hecha con sus manos.

«Este proyecto, que nos tiene muy ilusionados y para el que queremos ampliar la oferta a otras ciudades y provincias, entronca con el Museo de la Cerámica que abrimos en 2005», narran los tres socios. Precisamente mañana a las 11 organizan una jornada de puertas abiertas para promocionar esta iniciativa por la que en 2005 recibieron el Premio Ciudad de Jerez a la Iniciativa.

ppacheco@lavozdigital.es