FORTALEZA. Como muchos bancos nacionales, el BBVA mantiene una gran presencia exterior. / LA VOZ
Economia

La banca española esquiva el caos

El sector sale indemne de la hecatombe generada por la crisis de las hipotecas basura y afronta con garantías las estrecheces del parón

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Estados Unidos siempre ha estado, a la vanguardia de la innovación y su sector financiero no es ajeno a esa dinámica. La banca norteamericana puso en marcha hace ya años unas prácticas -vinculadas a la concesión de hipotecas basura- rompedoras, pero caracterizadas por un casi nulo control y una total falta de transparencia. Durante mucho tiempo ese modelo colocó a las entidades en el limbo financiero. Era el negocio redondo: otorgaba rentabilidades disparadas sin apenas exigencias de capital.

El resultado, las cuentas de resultados no paraban de crecer. Pero la tozuda realidad económica se ha encargado de hacer descarrilar a esa locomotora. Al final, la criatura ha fagocitado a su creador. La industria financiera norteamericana vive una auténtica hecatombe. Una crisis sin precedentes que ha arrastrado al abismo a los otrora todopoderosos gigantes bancarios, no sólo norteamericanos, sino también de otros países europeos.

Frente al caos existente a nivel mundial, la banca española aguanta el embate con paso firme. Afronta una situación poco positiva derivada de la crisis económica, pero no se ha visto salpicado por el crack de las hipotecas basura. O si, pero sólo tangencialmente por la imposibilidad de algunas entidades de pequeños tamaño de lograr financiación en los mercados.

¿Por qué la industria financiera española no se ha visto perjudicada por la crisis crediticia? Son varias las razones que lo explican.

La crisis de crédito tienen su origen en la concesión de hipotecas basura a clientes sin solvencia y en la posterior colocación de esos activos otras entidades e inversores. Han sido muchas las instituciones financieras internacionales que para incrementar sus beneficios, ha recurrido a la contratación de activos tóxicos basados en ese tipo de hipotecas sin conocer su origen. Los mismos ofrecían una elevadísima rentabilidad y apenas consumían capital, aunque no estaban sujetos a regulación o supervisión alguna. El riesgo era excesivo. Pero, ¿qué más daba?. Todo funcionaba a la perfección y nadie sospechaba que pudiera pasar lo que finalmente ha ocurrido. En muchas ocasiones, los bancos caían en un exceso de apalancamiento. Es decir, la relación entre los fondos ajenos y propios en su activo provocaba un endeudamiento excesivo.

Cuando esos activos se estropearon debido a que la crisis económica en Estados Unidos provocó que los titulares de hipotecas basura dejarán de pagar sus cuotas, las entidades que recurrieron a ellos trataron de colocarlos en el mercados. La desconfianza generada hizo que ello se convirtiera en una misión imposible. La sequía se impuso y les resultó imposible conseguir los fondos necesarios para hacer frente a sus obligaciones.

La otra gran razón que explica esta crisis llega por la lado del pasivo. Para lograr financiar sus compromisos de activos -es decir, la concesión de créditos, básicamente hipotecas-, las entidades recurrieron masivamente a la titulación. Se trata de la emisión de títulos que tienen como garantía el derecho a cobrar las hipotecas. Pero teniendo en cuenta de que se trataba de créditos basura, cuando estalló la crisis los mercados se cerraron y los bancos afectados no lograron colocar más títulos. También se quedaron atrapados en la peligrosa tela de araña que contribuyeron a tejer.

A salvo

Ese modelo de alto riesgo nunca se ha aplicado en España. Los bancos y cajas no han recurrido a productos tóxicos como vía para mejorar su balance. De una lado, debido a la severa regulación del Banco de España, que prohíbe ese tipo de prácticas. De otro, por la falta de necesidad. Y es que, el propio negocio bancario ha sido capaz de generar el aumento de la rentabilidad suficiente.

Desde la perspectiva del pasivo, también en España se han producido titulizaciones de hipotecas, pero bajo supervisión y control total. En este país no se han concedido hipotecas basura y las entidades que ha optado por las titulizaciones contaban con la certeza, dada la relación directa existente con el receptor del crédito, que salvo excepciones éste iba a ser pagado. Por lo tanto, quien adquiriera esos valores contaba con una seguridad muy elevada.

Existe un tercer factor diferenciador que, a juicio de los expertos, ha actuado como red de seguridad. Se trata de las provisiones anticíclicas que, obligadas por el Banco de España, las entidades han tenido que realizar durante años. Esas cantidades extraídas de los beneficios en épocas de bonanza, se han convertido en un colchón que permite absorber la morosidad.