TRES MIL AÑOS Y UN DÍA

Cádiz, Montevideo, Nueva York y los extraterrestres

Da gusto que, por una vez, Cádiz no acaba en las murallitas que son de piedra y no se notan, ni en la Cortadura o todos los puentes colgantes que con cierta razón cuestiona José Antonio Barroso, alcalde de Puerto Real: esta semana, Cádiz volvió a ser el Atlántico y viajó en forma de alcaldesa Teófila Martínez hasta Montevideo, donde se celebró un encuentro de capitales iberoamericanas de la cultura, y hasta Nueva York, bajo la apariencia de Bibiana Aido, ministra de Igualdad, que respaldó el compromiso español en torno a los objetivos del Milenio, que nos siguen hablando de lucha contra las desigualdades.

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Eso, en esencia, significa para muchos el nombre de Cádiz: cultura y solidaridad, esto es, una de las formas contemporáneas de identificar a la libertad. La encuesta electrónica de LA VOZ sobre los gaditanos más populares -curiosamente faltan muchos que lo son y sobramos otros que nos conocen en casa a la hora de comer- refleja un tú a tú entre ambas representantes públicas en cuanto a conocimiento de la ciudadanía.

Muchos presagian que en 2011, el duelo de las elecciones municipales se planteará entre ambas, una vez que José Luis Rodríguez Zapatero haya reforzado indirectamente a María del Mar Moreno como posible sucesora de Manuel Chaves en la candidatura a la presidencia de la Junta. Todavía queda mucho para las municipales: menos quedan para las europeas y nadie parece estar pensando en ellas cuando cualquier directiva que se apruebe en Bruselas puede terminar afectando a Barbate, a Tarifa, a Prado del Rey o a Rota. El caso es que no cabe adivinar si la ministra aspirará a la alcaldía, pero todos los indicios apuntan a que la alcaldesa que quiso ser ministra se postulará para repetir en el cargo y batir su actual plusmarca de fotos durante los eventos de La Pepa o de cómo quieran llamarla.

Y es que si no sucede un cataclismo, para esas fechas, la alcaldesa seguirá siendo alcaldesa y la oposición socialista seguirá chupando banquillo. A Teófila Martínez, en ese entonces, todavía le quedará un cuatrienio -al menos sobre el papel- para que la sustituya probablemente Antonio Sanz como alcaldable gaditano.

Que el Partido Popular se haya convertido en una hoja perpetua del árbol consistorial de San Juan de Dios no sólo incumbe a su poderoso aparato de propaganda, sino a la resignación evidente del PSOE gaditano que ha coadyuvado, solo o en compañía de otros, a que la ciudad de los liberales del 12 se convierta en la capital de los liberales neocons a la gaditana: Georges W. Bush, que paró una vez en Cádiz durante un crucero y lo entrevistó Jesús de Sobrino, debe haber aprendido de ellos a pedir que el Estado intervenga cuando le va mal a las empresas privadas.

Los socialistas gaditanos se encuentran ahora en una nueva encrucijada interna que se dilucidará en una asamblea a celebrar el próximo 9 de octubre. Aunque muchos parecen ver en Bibiana Aido la gran esperanza blanca para que el puño y la rosa vuelvan al Ayuntamiento de Fermín Salvochea, hoy por hoy, el papel de la ministra en ese galimatías interno apenas ha ido más allá de tomarse un cafetito con Federico Pérez Peralta. Chiqui, que es como le llaman los suyos, repetirá probablemente como secretario general de la Agrupación Local y no sólo porque tenga un fuerte respaldo de los distintos órganos de su partido, incluyendo al secretario provincial Francisco González Cabañas, más fuerte que nunca. Es que, sencillamente, la disidencia interna del PSOE gaditano es minoritaria y tan testimonial como en las asambleas del pasado, donde las aguas revueltas apenas llegaron a calma chicha, con el consabido corte institucional de cabezas rebeldes. Hay quien dice que lo que alienta ahora a los sublevados no es otra cosa que la antigua máxima del quítate tú para ponerme yo. Pero lo que nadie parece considerar es que, en unos y en otros casos, la ciudadanía no parece percibir un proyecto que pueda ilusionarle hasta el punto de dejar de votar a la rubia en las urnas locales.

Mientras el Partido Popular tendría que tentarse la ropa de tanto apoyar a sus pintorescos representantes de La Línea, hay focos de controversia interna en otras casas del pueblo, que pudiera tener mayor alcance que en la de Cádiz. Por ejemplo, en San Roque o en Jerez, lo que en este último caso ya pertenece a la llamada cultura del partido. Lo que no hay en ningún otro lugar de la geografía del PSOE gaditano es la patente desgana que se percibe en la capital. Sus líderes hablan de macroproyectos y, a menudo con razón, se atribuyen las grandes inversiones. Pero siguen estabulados en el qué hay que hacer y no en el cómo hay que hacerlo, que es la diferencia que siempre hubo entre la izquierda y la derecha.

A lo mejor es que estamos viviendo un remake de La Invasión de los Ladrones de Cuerpos y los extraterrestres del PP de José Loaiza han abducido en realidad a los herederos gaditanos de Pablo Iglesias. Al menos, eso parece: se limitan a estar con los ojos abiertos, pero no reaccionan.