Tres ancianas ataviadas con sus trajes típicos ejercen su derecho al voto en la aldea de Ivanovichi, a menos de 50 kilómetros de Minsk. /EFE
pese al control internacional

La oposición de Bielorrusia considera «fraudulentas y antidemocráticas» las elecciones celebradas en el país

MOSCÚ Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Austria no ha sido el único punto europeo con elecciones importantes este domingo otoñal. Bielorrusia ha celebrado unas elecciones legislativas que las autoridades pretenden presentar como ejemplo de democracia, para normalizar así las relaciones con Occidente, mientras que la oposición ya de antemano las ha tachado de fraudulentas y antidemocráticas.

En busca de dicha normalización con Occidente, el presidente Alexandr Lukashenko anunció una "transparencia sin precedentes" y la participación de "todos los observadores que quieran hacerlo" en estos comicios. El mismo mandatario restableció la simbología estatal soviética cuando llegó al poder hace 15 años.

Nada más cerrar los colegios electorales, la oposición ha comenzado a concentrarse en la plaza central de la capital, Minsk, bajo banderas de la Unión Europea y rojas y blancas, que sirvieron de pabellón nacional durante la breve independencia tras la revolución bolchevique de 1917 y luego tras la caída de la URSS y hasta la década de los 90.

'Bielorrusia está viva' y 'Frente Popular' son las principales consignas de los centenares de manifestantes, por primera vez rodeados por numerosos corresponsales nacionales y extranjeros, y no por las fuerzas del orden. Más de 900 observadores extranjeros, de ellos más de 400 enviados por la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), han controlado la marcha de los comicios.

262 candidatos, de ellos más de seis decenas de opositores, se han disputado los 110 escaños de la Cámara Baja del Parlamento bielorruso, al que accederán si obtienen más del 50% de los votos en su circunscripción. Los resultados aún no se han dado a conocer.

El día y la noche

"Las elecciones han transcurrido de maravilla. El elector no nos ha defraudado", ha declarado Lidia Yermóshina, presidenta de la Comisión Electoral Central (CEC), que ha dado una participación del 75,3% del electorado.

"Nunca reconoceremos como legítimos los resultados de las elecciones. Salir a la calle a protestar es nuestra obligación moral", ha asegurado en cambio Anatoli Lebedko, líder del Partido Cívico Unificado (PCU). Según Lebedko, "Lukashenko aplica al pie de la letra el dicho de Stalin: 'Importa no cómo se vota, sino cómo se cuentan los votos".

Según él, la comisión electoral, que es la encargada del recuento de votos, apenas cuenta con representantes de la oposición democrática. "Los partidos oficialistas dominan el 99,95% de los puestos en la comisión y la oposición el 0,05%", calcula. Aún así, el 26% del electorado, según la CEC, había optado por la votación preliminar, que queda totalmente fuera del control de la oposición y de los observadores.

Los precedentes no eran halagüeños. Tanto los EEUU como la Unión Europea (UE) aún no han reconocido los comicios presidenciales de marzo de 2006, en los que Lukashenko resultó reelegido con más del 80% de los votos, al considerarlos fraudulentos y precedidos de la represión a la oposición democrática.