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Promesas

Siempre han existido una serie de promesas por parte de los políticos, de obras y construcciones de mayor o menor importancia en Cádiz, y que después no han llevado a efecto, quedando tan sólo en eso, en promesas. Antes, como no había oposición, si Madrid decía no se hace todo el mundo calladito. Hoy es distinto: si un partido dice que se va a llevar a cabo un proyecto, véase Audiencia, Aduana, Valcárcel, etcétera, el contrario pone todas las trabas del mundo para que se lleve a efecto, y así nos luce el pelo.

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En la época anterior, hablamos del año 1972, el entonces alcalde Almagro dio a conocer que se había presentado un anteproyecto para construir el segundo puente. Su coste: ochocientos millones de las antiguas pesetas. En junio de ese mismo año, el Ayuntamiento informó sobre el proyecto de la Torre 3.000, que se ubicaría en Cortadura y para la que el entonces director de TVE, Adolfo Suárez, había dado su beneplácito. Aquella Torre 3.000 conllevaría la desaparición de las antenas de TV de las azoteas de Cádiz, además de emisoras de UHF, VHF y EUFM. Había otro proyecto para que el faro de San Sebastián tuviera más de doce plantas de apartamentos, aparcamientos para seiscientos vehículos, restaurantes y dos salas de convenciones. La Torre iba a tener 265 metros de altura, casi el doble de las torres de la central térmica. No crean que esto era cachondeo: está publicado.

Pero lo mejor de todo fue que siendo alcalde Carranza y gobernador Rodríguez de Valcárcel, allá por el verano de 1951, la Junta de Obras Pro-Aeropuerto de Cádiz aprobó construir el aeropuerto en la carretera general, a la altura de Santibáñez y antes de llegar al río Arillo. El presidente de la junta, Rodríguez de Valcárcel, manifestó su seguridad en la aprobación de los proyectos presentados. Díganme si no encuentran una similitud entre los políticos de ayer y hoy.