AL AIRE LIBRE

La justicia y garzón

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esulta de Perogrullo decir a estas alturas que uno de los problemas graves que afecta a la sociedad española tiene que ver con la Administración de Justicia: lentitud, falta de medios y colapso en muchos e importantes órganos judiciales son sólo una muestra del estado de la jurisdicción en España. Les voy a poner dos ejemplos, escogidos al azar, que pueden ilustrar lo que digo. Primero: suponga que este verano le han notificado una Sentencia cuya fecha teórica de haberse dictado se correspondía a Febrero del 2007. El sello del Procurador tiene fecha de julio del 2008. A usted le consta que no es retraso ni culpa del Procurador, sino del Juez, del órgano judicial o del funcionario de turno, que esto no puede deslindarlo todavía. Se trata de un Juzgado de lo Penal, encargado por tanto del enjuiciamiento y fallo, y no de la instrucción, con lo que su carga de trabajo es llevadera. Segundo: usted suponga otra vez que a principios de enero pasado, pongamos tres de enero, le han notificado una Sentencia de una Audiencia Provincial en una causa penal. Usted se propone anunciar la interposición de Recurso de Casación ante el Supremo, y a la vez poner en conocimiento del órgano jurisdiccional, la solicitud de Abogado y Procurador de oficio para esta nueva fase, pues su cliente ya no puede hacer frente a estos gastos. En Julio le notifican el nombramiento de Letrado y Procurador en Madrid. Todavía no se ha interpuesto el Recurso, ni ha pasado el filtro primero del Supremo, que le dirá si lo admite a trámite o lo rechaza. Pero ya han pasado siete meses y el asunto ni se ha movido. Podríamos estar aquí llenado artículos como este años y años. Pues bien, nada de esto parece importarle a Garzón, porque Garzón hace tiempo que dejó de estar en contacto con la vida jurídica diaria de los españoles. Y así, en medio de una administración de justicia lamentable, con fallos lamentables que están en la mente de todos, manda, entre otras cosas, a la Policía Judicial, que no tiene otra cosa que hacer, a investigar difuntos en las Parroquias, y a los benedictinos del Valle de los Caídos a contar enterrados en Cuelgamuros de hace cincuenta años. Intenta poner en pie de búsqueda a cuantas instituciones y organismos puedan tener información sobre desaparecidos sobre los que nunca existirá la mas mínima unanimidad ni información fiable. Resultado: intenta sembrar el caos para contentar a unos, mientras que a otros les negó lo mismo porque eran del otro bando. Un prodigio de Justicia.