«Los Chiripitifláuticos' eran la ilusión de mi vida»
Rosario Pardo creció en el campo de Jaén. Allí la vida era muy diferente a la ciudad y la tele era, si cabe, algo más exótico todavía que en la urbe, donde acababa de llegar el invento. Aún así, hubo una adelantada en su familia, su abuela, que se compró el aparato antes que nadie. Y allá iba toda la parentela, a ver lo nunca visto hasta entonces, una caja misteriosa de la que salían imágenes que por entonces ya parecían espectaculares.
Actualizado: GuardarPoco después, llegó la tele también a casa de Rosario. «Pero no se veía, mi padre cortó todas las palmeras que había alrededor de la casa creyendo que así llegaría mejor la onda, pero nada», recuerda la polifacética actriz, fan confesa de Los Chiripitifláuticos. «Aquello era la ilusión de mi vida. Nos lo pasábamos bomba viendo cómo cantaban y lo bien que ellos se lo pasaban. Además, era una auténtica novedad, alucinábamos viendo esas cosas dentro de una caja, no dábamos crédito».
Otro de los gratos recuerdos televisivos eran las veladas del Un, dos, tres. «Cenábamos antes y guardábamos el postre para comerlo durante el concurso». Pero a Rosario la evocación del popular programa le trae otras instantáneas. «Había dibujos animados de Tom y Jerry y Pixie y Dixie que ponían en espacios de cinco o seis minutos, entre un programa y otro, y eso era maravilloso».
De niña también recuerda «el ruido de la Vuelta ciclista y el miedo que pasaba con Historias para no dormir». ¿Y eso que no le dejaban verlo! «Cuando aparecían los dos rombos no había discusión posible y mis padres me despachaban con un Rosario, a la cama que no admitía debate. Así que yo me mordía las uñas desde la habitación, tratando de escuchar lo que decían y sufriendo del miedo que pasaba», dice la actriz jienense.
