REENCUENTROS. Otegi saluda a Juan María Olano, líder de Gestoras, a la salida de la cárcel. / EFE
ESPAÑA

Otegi sale de la cárcel, ejerce de líder de Batasuna y pide «diálogo y negociación»

El Gobierno replica que no hablará más con el mundo de ETA porque «todas las puertas se han cerrado»

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Arnaldo Otegi abandonó ayer, sobre las siete y media de la mañana, la prisión guipuzcoana de Martutene pletórico, arropado y jaleado por los principales dirigentes de Batasuna y la izquierda abertzale que quedan en libertad. Otegi, como si nada hubiese ocurrido en los 15 meses que lleva encarcelado, recuperó con naturalidad su papel de portavoz de Batasuna para reclamar al Gobierno «diálogo y negociación» como único camino para resolver el «problema político» vasco y alcanzar «un escenario de paz y democracia» en Euskadi.

El dirigente independentista, que respondió en francés con un «ya se verá» a la pregunta de si volverá a ser el rostro del partido, obvió los efectos sobre la política española de la ruptura de la tregua y el punto de no retorno provocado por el atentado de la T-4, y replanteó como fórmula válida para alcanzar la paz la doble mesa de negociación. Mostró su convencimiento en que la resolución de los problemas en el País Vasco sólo puede llegar en un escenario que «le permita decidir su futuro y, al mismo tiempo, dentro de ese proceso, se libere a todos los presos» de ETA y su entorno.

Su mensaje tardó pocos minutos en caer en saco roto. El vicesecretario general del PSOE, José Blanco, en tono contundente, respondió que «no hay posibilidad de retomar el diálogo» con ETA o con las organizaciones 'satélites' porque «todas las puertas se han cerrado» con la vuelta a los atentados y los asesinatos. «No hay ninguna posibilidad de negociar con la izquierda abertzale», remarcó, antes de aclarar que «la única posibilidad» de Otegi y del resto de líderes de ese mundo es «convencer a la banda terrorista ETA para que abandone las armas» de manera definitiva.

El PP, por si acaso, dio un toque de atención al Gobierno. Su secretaria general, Dolores Cospedal, declaró que confía en que «la palabra de no negociar políticamente con ETA se cumpla». La dirigente opositora dijo que, para asegurarse de que el Ejecutivo no rompe la condición que ha permitido recuperar el consenso antiterrorista, los populares estarán «vigilantes» y no permitirán que José Luis Rodríguez Zapatero se salga de esa la línea, que es la que conduce «a la derrota de ETA».

A las 7.27 horas, Otegi, algo más delgado y vestido con una camisa blanca y unos vaqueros, atravesó sonriente y relajado la puerta de la prisión de Martutene, con su abogada Jone Goirizelaia cogida por los hombros. Ya había besado en el interior de la prisión a sus padres, su mujer y su hijo mayor, que se quedaron retrasados, a salvo de las cámaras.

Exultante, con zancadas rápidas y el puño en alto se plantó en la calle, donde ya aplaudían y animaban algo más de medio centenar de dirigentes independentistas y amigos, al tiempo que reclamaban la liberación de los presos de ETA. Otegi, antes de atender a la prensa, repartió efusivos abrazos mientras los presentes y un grupo de txistularis entonaban La Internacional en euskera y cantaban el Eusko gudariak (himno del soldado vasco).

Pesos pesados

El reencuentro más emotivo, lágrimas incluidas, lo tuvo con Rafael Díez Usabiaga, ex líder del sindicato LAB y uno de sus principales apoyos en el fallido diálogo con el Gobierno. Pero allí estaban, además, fundadores de Batasuna como Pedro Solabarria, Txomin Ziluaga, Tasio Erkizia o José Luis Elkoro; dirigentes del partido clandestino como Iñaki Olalde, Antton Morcillo y Rakel Peña; el máximo responsable de Gestoras Pro-amnistía, Juan María Olano; la portavoz de ANV, Arantza Urkaregi; y amigos como el cantante Fermín Muguruza.

Otegi, que envío un «abrazo personalísimo» a todos los «compañeros» que siguen encarcelados, entre ellos sus colegas de la Mesa Nacional de Batasuna, montó en un vehículo junto a su familia, Gorizelaia y otros dirigentes, y se dirigió al cercano Elgoibar, su lugar de residencia, donde paseó durante largo rato. Su futuro inmediato es un homenaje de la izquierda abertzale la semana próxima y un viaje de vacaciones a Italia, si se lo permite la Audiencia Nacional.