La directora Claire Denis junto al actor Alex Descas. / EFE
Cultura

Claire Denis seduce a la crítica con '35 Rhums'

La directora exprime los problemas de las barriadas y las necesidades humanas

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Aunque fuera de concurso, la veterana cineasta francesa Claire Denis ha satisfecho a la prensa en la Mostra de Venecia con 35 Ruhms, una crónica social y afectiva del extrarradio en la que exprime una por una las necesidades emotivas del ser humano según los patrones de Yasujiro Ozu.

La película, que por un error en el programa había sido considerada una coproducción entre Francia y España, es un realidad un trabajo francoalemán en el que vuelve a brillar el actor fetiche de Denis, Alex Descas, encarnando a la traslación emigrante del personaje principal de Primavera tardía (1949) del maestro japonés.

Este «padre perfecto en su silencio, con el que siempre se puede contar», según la directora, enfatiza su rol tras la muerte de su mujer y ante una hija que invade el papel materno con el fin de que no haya sitio para una nueva esposa. La directora francesa, cuya obra permanece inédita en España, acudió a Venecia para defender su película, a la que describió como «un filme sobre el amor y casi nada más», pero en la que se esconden las claves de su filmografía, como los vínculos familiares y las relaciones interculturales.

Denis, que optó al León de Oro con L'intrus en 2004 y es amiga personal de Marco Müller, director de la Mostra, vivió su infancia en África y escapó de sus padres en la adolescencia. Su cine se impregna, entonces, de su experiencia personal: «Mi relación con la familia es iracunda, huí de ella con dieciséis años. Aunque la odio como concepto personal y me parece dolorosa, ahora se cuela en todas mis películas, la intento reconstruir en cada guión e incluso mis rodajes se conciben como una experiencia familiar», explicó.

Introspección

35 Rhums no escapa tampoco a su canalización psicoanalítica del conflicto y, con un lenguaje austero, «más introspectivo que anteriormente» y con unos actores espléndidos, concentra en un bloque de viviendas habitando mayoritariamente por gente «de piel marrón» los roles emotivos en sólo cuatro personas.

Entre ellos, todas las formas de amor se generan, se intercambian y rivalizan, hiladas por las referencias literarias que siempre han formado parte de la directora de Nénette et Boni (1996) y por lo agreste de vidas que desempeñan funciones en la vida que no han elegido, explicó Denis.