Rusia esgrime la amenaza de un corte del suministro de petróleo a Europa

El debate en Europa sobre si conviene o no adoptar sanciones contra Rusia ha hecho que Moscú ponga sobre el tapete la posibilidad de emplear el arma energética como respuesta. El Gobierno ruso negaba ayer que existan tales planes, pero la noticia sobre un eventual corte del suministro de crudo a la UE, si el lunes se decide en Bruselas la aplicación de sanciones, ya había dado la vuelta al mundo.

Fuentes de la petrolera rusa Lukoil afirmaron el jueves al rotativo británico Daily Telegraph haber recibido instrucciones del Kremlin de prepararse para interrumpir, a partir del lunes, el fluido de petróleo a través del oleoducto Druzhba (Amistad), dependiendo de lo que pase en la reunión de Bruselas.

En mitad de la guerra de nervios, el ministro de Energía, Serguéi Shmatkó, comparecía para decir que «estamos haciendo todo lo que podemos para que el Druzhba siga funcionando de forma estable y pueda surtir a los consumidores europeos el crudo suficiente». Estas palabras sembraron aún más confusión, ya que parecen dar a entender que hay determinados problemas, cuya naturaleza no se especificó. Conviene recordar que cuando Rusia suspendió el abastecimiento de petróleo a Lituania en 2006 dijo que fue debido a una avería en el oleoducto.

Al final, después de que circulara la noticia de que Europa no se propone sancionar a Rusia, apareció el viceprimer ministro, Igor Sechin, para «garantizar» que no hay previsto ningún corte del suministro de petróleo y que lo publicado por el diario británico es una «provocación». Se entienda como se quiera, lo cierto es que Rusia ha dejado caer la amenaza de dejar tiritando este invierno a los europeos. El país eslavo provee el 26% del petróleo que se consume en la Unión Europea y el 29% del gas.

Mirando también de reojo a la cumbre europea, el portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, Andréi Nesterenko, advirtió en una rueda de prensa que «el deslizamiento de la OTAN hacia la confrontación con Rusia y sus intentos de ejercer presión son inadmisibles y pueden acarrear consecuencias irreversibles para el clima político-militar y para la estabilidad en el continente». Nesterenko instó a que en Bruselas se descarten las sanciones y «se imponga el sentido común sobre las emociones». «Y es fundamental, porque el camino de la confrontación al que empujan determinados países es desventajoso para ambas partes», alertó.

Ruptura diplomática

Mientras tanto, el Gobierno georgiano, de acuerdo con la petición formulada el jueves por el Parlamento del país, rompió ayer definitivamente relaciones diplomáticas con Rusia. Tiflis, no obstante, dejará funcionando en Moscú un servicio consular. El pasado martes, el presidente ruso, Dmitri Medvédev, reconoció la independencia de Osetia del Sur y Abjasia, territorios que formalmente pertenecen a Georgia.

El presidente del Parlamento surosetio, Znaur Gasíev, manifestó ayer que el Kremlin está de acuerdo en que la república pase a formar parte de Rusia, mediante su fusión con Osetia del Norte, en un futuro no demasiado lejano. Según Gasíev, así se lo prometió Medvédev al líder surosetio, Eduard Kokoiti, hace unos días en Moscú. Para empezar, declaró Gasíev, el martes se firmará un acuerdo de amistad y cooperación con Moscú, que incluye la instalación de una base militar rusa en Osetia del Sur.