IMPACTANTE. John F. Kennedy, antes de su asesinato. / L. V.
MIS RECUERDOS DE LA TELE ROSA VILLACASTÍN PERIODISTA

«El mundo se paró con el asesinato de John F. Kennedy»

Rosa Villacastín (Ávila, 1947) creció pegada a la radio hasta que tuvo tele en casa. Pero, antes que ella, la compró una tía suya que reunía a la familia en el salón en torno a la pantalla. Claro que eran otros tiempos, cuando la tele, como sólo había una y un canal, unía en lugar de desunir. Además coincidió que, por aquellos años 60, sucedieron varios acontecimientos de los que el casi recién estrenado invento fue testigo de lujo. Y a través de esas imágenes, a veces borrosas, en blanco y negro, todo el país. «Me impactó mucho el asesinato de Kennedy porque ocurrió ante las cámaras. Fue como si el mundo se hubiera paralizado con aquello. Emitían horas y horas con el disparo, el funeral, la viuda... También tengo grabada la boda de Fabiola y Balduino de Bélgica, que parecía como una historia de cuento de hadas», rememora la periodista.

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Villacastín recupera en un continuo goteo flashes televisivos -«la muerte de Marilyn Monroe, el 23-F, los partidos de Santana...», enumera-, pero tampoco se descubre como una espectadora fiel prácticamente de nada. Quizás porque creció más jugando en la calle que viendo la tele en casa. De niña frecuentaba el hogar de Kiko Ledgard. Era amiga de su hija y pudo conocer la cara más familiar de un presentador entrañable. «Yo veía a Kiko en su casa y verle por televisión me hacía gracia. Siempre veía Un, dos, tres», comenta Villacastín.

Gran aficionada al cine, la pequeña pantalla apenas consigue engancharla. Si acaso, hace unos años, le tentó Falcon Crest. «Era como ver cine, pero en la butaca de tu casa. La serie fue muy novedosa, con malos que eran muy malos y buenos que eran muy buenos. Los personajes estaban muy definidos y el ambiente era muy diferente al de las otras series que se habían visto hasta entonces», argumenta.