MÁS VENTAS. Los padres ven en el uniforme una buena solución para evitar tener que pensar en la ropa que llevarán sus hijos cada día. / F. JIMÉNEZ
Jerez

Una veintena de colegios públicos de la provincia se apunta a la moda del uniforme

La utilización de una vestimenta común para acudir a clase es voluntaria para los alumnos Padres y directores aprueban su uso porque favorece la igualdad y por su comodidad

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De la distinción a la igualdad. El uniforme ha pasado de ser un símbolo que diferenciaba a la clase alta que estudiaba en centros privados o concertados para convertirse en un elemento de integración en los colegios públicos que lo han implantado. Durante los últimos años, el uso del uniforme ha comenzado a extenderse a los centros sustentados con fondos públicos, y a día de hoy, ya pueden encontrarse en más de una veintena de toda la provincia. En Jerez son varios los colegios públicos que ya tienen aprobada esta medida desde hace algunos cursos aunque no son muchas las familias que la eligen: «Los pequeños llevan más el uniforme pero cuando van creciendo dejan de usarlo», explica la presidenta de la Federación Local de Asociaciones de Madres y Padres de Jerez (Flampa), Rosa Saborido. Entre los centros que han optado por instaurar el uniforme voluntario destacan el CEIP Montealegre, el Manuel de Falla o el Al-Andalus. En la capital, ya lo han puesto en uso los colegios Reyes Católicos o Carola Ribed, entre otros, mientras que en San Fernando lo llevan los alumnos de los centros Almirante Laulhé o Reina de la Paz. El Puerto de Santa María también se ha hecho eco de esta nueva tendencia y La Merced, El Sagrado Corazón y varios más ya lo tienen, al igual que el Tierno Galván, El Trovador, José de la Vega Barrios y El Mayorazgo, en Chiclana.

No obstante, el uso del uniforme en estos centros es voluntaria y su implantación depende directamente de la decisión de los consejos escolares de cada colegio. El delegado de Educación, Manuel Brenes, aseguró al respecto que «los centros tienen autonomía para decidir sobre este aspecto», y no quiso expresar la opinión de la delegación provincial de Educación sobre esta nueva moda.

Los colegios que ya han puesto en marcha la iniciativa de uniformar a sus alumnos han tomado la idea de otras comunidades autónomas, como Madrid, Valencia o Murcia -todas gobernadas por el Partido Popular- que fueron pioneras en generalizar el uso de una vestimenta común entre su alumnado con la intención de evitar la diferencia de clases entre los estudiantes. Con esta misma intención quiso implantar su utilización la directora del colegio Andalucía de Cádiz, Adela del Moral. La responsable docente puso de acuerdo al claustro y a los padres hace ahora tres años para poner en marcha una iniciativa que, a su juicio, «es muy positiva».

Según Adela del Moral, «al principio tenía miedo de que a la gente no le pareciese bien, pero tras hablar con el claustro y los padres, todos mostraron au apoyo». La directora del Andalucía asegura que aunque su uso es voluntario, el 99% de los estudiantes lo lleva a clase, aunque también puntualiza que su uso se hace más complicado en los cursos superiores, donde los alumnos prefieren elegir su ropa. «Con el uniforme también se enseña a los niños la necesidad de utilizar una vestimenta adecuada para cada momento y se evita que los niños lleguen al colegio con bañador y en chanclas, como pasaba antes», añade la responsable docente.

Adela del Moral también reconoce que su implantación ha permitido reducir las desigualdades sociales que existían en el centro y que se hacia patente, sobre todo, por la ropa. «Ahora no se usa con el sentido elitista de antes sino como sinónimo de igualdad», comenta.

Más cómodo

María Luisa Luque, representante de la Federación Local de Asociaciones de Madres y Padres de San Fernando, destaca que esta nueva tendencia se está extendiendo cada vez a más centros públicos, aunque advierte que su utilización es voluntaria, «ya nadie puede obligar a un alumno a llevar puesta una ropa determinada», agrega. Además, asegura que el principal factor que hace decidirse a los padres por esta fórmula es la comodidad que supone no tener que pensar todos los días en la ropa que van a llevar a clase los alumnos. «Es más fácil tener preparado el uniforme en los tiempos que corren, y también evitas discusiones sobre la vestimenta», añade.

Otra opinión muy diferente tiene Rosa Giles, la presidenta del AMPA del Carola Ribed de la capital, que ha llevado a cabo todo el proceso para implantar el uso del uniforme en el centro, una medida que entrará en marcha este curso. Según la anterior presidenta de la asociación, «yo no soy partidaria de implantarlo porque los precios de los uniformes son elevados y hay padres que no pueden hacer frente a este gasto». En este sentido, añade que con este tipo de medidas se crean más diferencias, «ya que al final los alumnos que no lo lleven estarán discriminados y todo el mundo sabrá que sus padres no tienen dinero para comprarle la vestimenta del colegio», puntualiza.

Esta medida está originando numerosas disputas en los centros entre los padres de los alumnos, ya que el uniforme tiene sus defensores y detractores. Unos critican su simbología, muy relacionada con el franquismo, mientras otros destacan su adaptación a los tiempos que corren. Historia frente a funcionalidad; distinción frente a igualdad, el pasado contra el presente... los padres son los que eligen, al menos, hasta que la Junta no imponga su criterio.

nagrafojo@lavozdigital.es