La ciudad de Barcelona será la única representante del mundo hispano en el tablero de la nueva edición mundial de Monopoly. /EFE
a la venta el 26 de agosto

Barcelona, única representante hispana en el nuevo Monopoly

La última versión del famoso juego incluye a 22 ciudades elegidas entre 70 por 5,6 millones de votos, que han dejado fuera del tablero a capitales como Madrid, Buenos Aires y México

NUEVA YORK Actualizado: Guardar
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La suerte le ha llegado a Barcelona. La ciudad catalana será la única representante del mundo hispano en el tablero de la nueva edición mundial de Monopoly -que saldrá a la venta el próximo 26 de agosto-, según han informado los fabricantes.

Tras ocho meses de espera y 5,6 millones de votos, se han conocido las 22 ciudades elegidas entre 70 candidatas para formar parte del nuevo juego y entre ellas está Barcelona, en el puesto 19, después de haberse descartado las aspiraciones de Madrid, Buenos Aires, Caracas, México y Cancún (México).

La propiedad más cara del tablero estará representada por la ciudad más votada, Montreal (Canadá), junto con la capital de Letonia, Riga, que ha logrado el segundo puesto para este popular juego, inventado por Charles Darrow en 1935, y que ocuparán los codiciados espacios de color azul marino, de mayor renta. Parece que los mayores fanáticos del juego son los canadienses, ya que en el nuevo tablero estarán representadas tres de sus ciudades,.

Los chinos también disfrutarán de una triple representación con Shangai, Taipei y Pekín, actualmente centro de atención mundial por los Juegos Olímpicos 2008 -10 de las 22 elegidas han sido sedes olímpicas-.

La banca electrónica sustituye a los billetes

Las imágenes internacionales del tablero no son las únicas novedades de este Monopoly, puesto que sus fabricantes han decidido sustituir los conocidos billetes de colores por un sistema de banca electrónica para facilitar la rapidez del juego.

De este modo, se eliminarán los retrasos por contar el dinero, o la imposibilidad de jugar por pérdida de billetes. Ningún participante podrá robar dinero a la banca ni beneficiarse de la falta de cambio, pero tampoco sentir el placer de comparar sus billetes acumulados con los de sus contrincantes.