ANÁLISIS

La velocidad

La velocidad es una cualidad con una importante carga genética. De padres y madres veloces saldrán hijos veloces. Ligado a esto habría que subrayar que pese a años de entrenamiento, es difícil que la cualidad mejore más allá del propio desarrollo de cada persona hasta la edad adulta. O sea, todos nacemos con una velocidad máxima, que se alcanzará tras años de entrenamiento en esa edad adulta, pero nunca superará la carga genética. Por tanto, difícilmente podemos intervenir para que un velocista corra mucho más rápido. Sí podemos hacer que corra igual de rápido unas cuantas veces, y no sólo una.

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Lo más interesante del cambio de disciplina y distancia de Leire Olaberria quizás sea la convicción de que correr más era difícil. Por eso algún técnico le dijo que pese a haber ganado el campeonato de España de velocidad en ciclismo en su primer año de transición, su desarrollo como ciclista estaba en el fondo. Y había una prueba donde su punta de velocidad vendría de perlas, no sólo una vez, sino diez: la puntuación. Bastaba con crear una base de resistencia para rodar en el grupo y hacer del cañón de los 100 metros una repetidora de 10 disparos.

Para firmar la olimpiada meteórica ha tenido que disputar 3 disciplinas distintas durante 4 años en la Copa del Mundo. Scratch para mejorar el sprint final; persecución individual para mejorar su velocidad de crucero e ir a por vuelta y puntuación para entender la táctica de una carrera difícil de entender para el neófito. Como en el caso de Rebecca Romero, los cambios de modalidades deportivas han sido diseñados sobre el papel mucho antes que sobre la bicicleta.