David Cal inicia su travesía imparable hacia el oro

Seguro, rotundo y fiable. Imparable. Así se mostró ayer el gallego David Cal en su serie clasificatoria de los 1.000 metros. El oro pontevedrés en esta distancia en Atenas dominó por completo la prueba ante el vigente subcampeón olímpico, el alemán Andreas Dittmer, a priori su máximo rival en la lucha por la victoria, y logró el único billete directo para la final del viernes. Se ahorrará así el esfuerzo extra de tener que pelear en semifinales.

Ahorro. De eso se trata. Tras el oro y la plata en los últimos Juegos, Cal se ha puesto el listón tan alto que debe minimizar al máximo los esfuerzos .«Mi objetivo es lograr dos oros», avisa el gallego, favorito en los 1.000 y 500 metros. Ayer dio el primer paso para conseguirlo. A su manera. A tres metros de avance por palada. A 79 giros por minuto en la arrancada. A 67 en el resto. A 17 kilómetros por hora. Intratable.

Un paseo en el Lérez

Tanto, que parecía un 'paseo' en canoa, uno de sus entrenamientos diarios en el Lérez. Tras la exhibición, el abanderado español dijo haberse sentido muy bien, pero apeló a la cautela. Consideró que los rivales «pasaron un poco» de él, y mostró su convicción de que «se guardaron para semifinales» al ver que ya iban en clara desventaja mediada la prueba. «Al final también bajé un poco», confesó el vigente campeón olímpico de 1.000 metros y mundial de 500. Destacó que la pista de Shunyi es un campo de regatas de «agua caliente», lo que hace que sea todavía «más rápido» de lo habitual.

David Cal se muestra bastante seguro de sus posibilidades, y nadie sabe mejor que uno mismo lo que puede dar de sí. Ciertamente, está «más cómodo» después de sufrir durante sus primeros días en Pekín. Hasta que adaptó el sueño y se acostumbró al clima, extremadamente cálido y húmedo, él, gallego, lo pasó «bastante mal».