ELLOS & ELLAS

Madonna cumple medio siglo con su divismo intacto y «más energía que nunca»

Madonna cumple hoy 50 años. Su obra ecléctica y su imagen camaleónica la han convertido en una leyenda que, tras 25 años en los escenarios, sigue en la cresta de la ola. Sus constantes reinvenciones van desde la chica material por excelencia, la misma que explotó su sexualidad y dio voz a una chica virgen tocada por primera vez, hasta la mujer espiritual, familiar y finalmente entregada a las nuevas tendencias musicales. Madonna Louise Veronica Ciccone, nacida en Bay City (Michigan, EEUU) en 1958, no tuvo que esperar demasiado para degustar las mieles del éxito: en 1983 y con su primer disco, llamado de forma homónima, que contenía sencillos tan conocidos como Lucky Star, Borderline o Holiday.

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De todas formas, «la ambición rubia» no adquirió rango de súper-estrella hasta el lanzamiento de su segundo trabajo, Like a Virgin (1984), donde vieron la luz Material Girl y la provocativa canción que daba título al disco. Comienza así la época de las portadas en Playboy, los vídeo-clips subidos de tono (Justify My Love y What It Feels Like For A Girl fueron censurados en VH1 y MTV), el reclamo de la prensa rosa tras su matrimonio en 1985 con el actor Sean Penn y la polémica que levantaban su actitud lasciva y sus modelitos en los conciertos, con lencería llamativa y rosarios alrededor del cuello.

Su imagen, rompedora, reaccionaria y en constante transformación, también servía como espejo para millones de adolescentes deseosas de imitar la apariencia de su ídolo, que en 1989, cuando se divorció de Penn, publicó el que muchos consideran su mejor disco, Like a Prayer. Después inició su fructífera relación con Warner Bros, compañía con quien siguió empleando sus armas de mujer en los discos Erotica (1992) y Bedtime Stories (1994), poco antes de sorprender a medio mundo con su papel de María Eva Duarte, segunda esposa del tres veces presidente argentino, Juan Domingo Perón, en en el musical Evita (1996), de Alan Parker.

El resultado fue Ray of Light (1998), donde, aconsejada por el productor William Orbit, abrazó la música electrónica y logró éxitos mundiales como Frozen o Nothing Really Matters. Ese álbum la catapultó a probar nuevos estilos y así probó el trip-hop en Music (2000) y la música de club en American Life (2003), antes de volver a sus raíces más discotequeras en Confessions on a Dance Floor (2005) y de experimentar los sonidos urbanos en Hard Candy (2008), su último trabajo con Warner hasta la fecha. / EFE