La vieja plaza de las Ataranzas

a vieja plaza de las Atarazanas, que equivale a arsenal, se llamaba así porque debió existir un almacén de armas o munición. Había en el centro una cruz de mampostería que, cuando llegaba la noche, era lugar de malintencionados. Roberto Gordon pidió al Ayuntamiento «licencia para que pueda quitar la citada Cruz dejando sitio que ocupa libre y el uso común y, porque no decaiga en aquellos vecinos el culto y devoción que han tenido a la Santísima Cruz, ofrece el suplicando colocar la misma y la efigie del Santo Apóstol San Andrés». Y al final se quedó con el nombre de San Andrés.