ANÁLISIS

Yo soy de OT

Cádiz Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Sí, lo reconozco. Soy un auténtico fan de Operación Triunfo. Algunos prefieren calificarme con el término freaky, pero yo prefiero llamarlo seguidor del mejor programa musical de los últimos tiempos. Y no. No soy la típica adolescente quinceañera que llora desconsolada cuando la deja su primer novio, ni tampoco el dulce y sensible chico que ve a Mónica Naranjo como la más grande de las divas y piensa: ¡Jo, es que es divina! No. Tengo 21 años y soy periodista y, aún así, lo admito: estoy enganchado a OT.

Muy a menudo escucho comentarios como «son una panda de niñatos que no tienen ni la menor idea de música», o «cuando salgan a la calle nadie se acordará de ellos». Y ahora es cuando yo me pregunto, ¿dónde queda su oído musical? Imagínense por un momento un Operación Triunfo compuesto por voces como la de Enrique Iglesias, Paulina Rubio, Las Ketchup o Chiquilicuatre y que, evidentemente, no hiciesen playback. Quizás fuese demasiado perjudicial para la salud. Con esto quiero decir que en OT hay un valor añadido: el directo. Y eso es algo a tener en cuenta. Habrá gente a quienes no le gusten los concursantes, o la propia dinámica del reality, pero lo que no se puede negar es que en Operación Triunfo hay grandes voces, en definitiva, calidad. Y eso es, precisamente, lo que yo busco en un cantante. OT brinda, cada noche de los martes, una gran dosis de buenas voces.

Ayer pedí el día libre. Lo lógico es que hubiera ido a la playa, tomar unas cañas en el chiringuito o echar la típica pachanga futbolera con los amigos. Pero no. Utilicé mi día para ir al concierto de los triunfitos y, una vez más, brindaron un espectáculo digno del mejor de los artistas. Ayer, de nuevo, me sentí orgulloso de ser un ferviente seguidor de este programa. Ayer, incluso, me dejaría haber llamado freaky…