OPTIMISTAS. Los Príncipes animaron a los deportistas. / AP
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Himnos, banderas y buen rollo

«¿A por ellos!», animaron los Príncipes a los deportistas españoles en Pekín

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Los Juegos Olímpicos tienen sus pequeñas tradiciones que se acaban convirtiendo en ritos más o menos solemnes. Uno de ellos es el del izado de las distintas banderas nacionales en la Villa Olímpica. Ayer le tocó el turno a España, que compartió ceremonia con Bielorrusia, Guinea Bissau, Islas Fidji y Mónaco, cuyo príncipe, Alberto, presidió el acto como miembro del COI en compañía de Chen Zhili, la directora de las instalaciones.

En China este tipo de cosas se hacen con pompa oriental, exactitud meridiana y una especie de rigor marcial, y ayer no fue una excepción. Todo funcionó como un reloj. Todo menos la falta de abanicos, como bromeó García Bragado, que ya se prepara para unos 50 kilómetros marcha que se presentan extenuantes. Primero tuvo lugar el desfile de las delegaciones y luego el discurso oficial de los organizadores. Chen Zhili habló de lo que se habla en estos casos. Ya se sabe: hermandad, espíritu deportivo, comunión de los pueblos y culturas... 'One world, one dream', como reza el lema de Pekín 2008.

Pasados veinte minutos se procedió a izar las enseñas. El orden ya estaba decidido: Guinea Bissau, Bielorrusia, España, Fidji y Mónaco. Uno por uno los estandartes se alzaron en los mástiles mientras sonaban los himnos y se procedía al protocolario intercambio de regalos entre los jefes de delegación y los organizadores. El ex-atleta Cayetano Cornet entregó a Chen Zhili un toro de cerámica entre los aplausos de los deportistas españoles, los más alegres y bulliciosos. El ambiente entre ellos se antoja inmejorable.

La anécdota de la jornada la protagonizaron los ministros Miguel Ángel Moratinos y Miguel Sebastián, que llegaron tarde y se perdieron la izada de la bandera española. En realidad, aparecieron por la plaza de la Villa Olímpica cuando el delegado de Fidji ya se había retirado y comenzaba a sonar el himno de Mónaco. Los ministros, eso sí, tuvieron tiempo de escuchar al coro de niños cantores que cerró el acto y de sacarse fotos con los olímpicos antes de retirarse a su hotel.

La disolución de las distintas comitivas se prolongó un buen rato para inquietud de los voluntarios chinos, gente que hace leyes de las simples recomendaciones, por lo que hubo tiempo de departir con los deportistas. Almudena Cid, que busca en estos Juegos su cuarta final olímpica, se movía con gesto de cansancio. Acababa de aterrizar tres horas antes y su llegada a Pekín no había sido precisamente afortunada. Un error en su acreditación -el número de su pasaporte no coincidía con el real- le obligó a demorarse más de hora y media en el aeropuerto.

-«La verdad es que ahora estoy muerta, pero sé por experiencia que, en cuanto lleve un par de días aquí, ya me vengo arriba»-,, dijo.

Otro que sufría los rigores del 'jet lag' era el taekwondista Jon García Aguado, que luchaba para disimular los bostezos. Todavía no había dormido, pero al menos había tenido tiempo de hacerse una buena impresión de la Villa Olímpica.

-«La verdad es que está todo perfecto. He estado otras veces aquí compitiendo y la verdad es que los chinos lo organizan todo muy bien»-, aseguró.

Uno de los más ilusionados era, Kelvin de las Nieves. El peso mosca español, nacido en la República Dominicana, asiste a sus primeros Juegos y ya empieza a disfrutar de algunos de los privilegios de ser olímpico. Por ejemplo, el de haber conocido a Rafael Nadal.

-«Es un tío muy majo. Hablamos una vez y ya me saluda por los pasillos»-, confesó.

Recepción

La jornada olímpica concluyó ayer en Pekín con otro acto protocolario habitual en estas citas: la recepción que los Príncipes de Asturias realizan a los miembros de la delegación española. Fue el de ayer un besamanos largo y caluroso, habida cuenta del bochorno reinante en la pista cubierta de tenis y esgrima del elitista Changan Club, una magnífica instalación situada en lo alto de la Beijing Tower, en el número 10 de la East Chang An Avenue. La Casa de España estará allí radicada durante los Juegos.

Don Felipe y Doña Leticia saludaron a un grupo muy nutrido de deportistas -faltaron, eso sí, Nadal, Gasol y los ciclistas, de los cuales sólo acudió Carlos Sastre- para a continuación brindar por los éxitos de España en estos Juegos y lanzarles un mensaje de ánimo. «Estaremos todos estos Juegos con vosotros, como toda España, y os deseamos que traigáis muchas medallas. ¿A por ellos!», enfatizó el Príncipe Felipe. El ágape, muy concurrido, contó también con la presencia de la Infanta Doña Pilar de Borbón, de los ministros Miguel Ángel Moratinos y Miguel Sebastián, del alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, y de buena parte de los enviados especiales españoles, muchos de los cuales, terminado el acto, tuvieron que lanzarse a la aventura de encontrar un taxi en la capital china.