EN LA VILLA. Rafa Nadal ya está en Pekín. / EFE
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Federer y Nadal encienden la Villa y ya entrenan en las pistas olímpicas

No hay tregua para Rafa Nadal, instalado ya como uno más en la majestuosa Villa Olímpica de Pekín. El tenis no descansa y el número uno menos no lo es todavía oficialmente, pero como si lo fuera . Considerado como un torneo más, el olímpico debe ser el inicio de un legado que el balear pretende alargar como poco hasta diciembre para poder decir que acabó un año siendo el rey de la raqueta. El primer paso es hacerse con los 400 puntos que da el ganar en China.

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Achicharrado, como un mortal más que sufre ante la insoportable humedad que impera en la remodelada Pekín, Nadal prepara sus primeros Juegos de verdad, pues en Atenas disputó únicamente el dobles y se fue a casa a las primeras de cambio. No es un Grand Slam, de acuerdo, pero después de los cuatro torneos más deseados está la cita olímpica, tan exclusiva que el ganador defiende el título durante un cuatrienio. «Para nosotros, los tenistas, los Juegos son importantes. Tras los torneos del Grand Slam es lo más importante del año. Están un poco por encima, pero los Juegos son después lo más importante junto a la Copa Davis o la Copa Masters de Shangai», reveló el balear.

Nadal pisó ayer la pista por primera vez. Nada que no conozca ya que la superficie es calcada a la que se utiliza en el US Open. Se ejercitó por la tarde durante una horita con Tommy Robredo, su compañero en el dobles. Acostumbrado a vivir con la «Nadalmanía» por ahí donde se mueve el recibimiento en China fue tremendo, el balear sigue fiel a su filosofía, que le recuerda que lo primero es el trabajo. Le motivan los Juegos, pero no quiere pensar en exceso: «El número uno ya lo tengo asegurado. Mi objetivo es hacer un buen papel aquí y una vez que pase esto, mi pretensión es acabar como número uno», apuntó Rafa, al que le perdieron la maleta.

También se dejó ver su enemigo más íntimo en Pekín, que escogió la central para dar sus primeros bolazos. Roger Federer calentó con su compatriota Stanislas Wawrinka y aguantó un cuarto de hora ante el asedio de fotógrafos. Tiene en Pekín la oportunidad de recuperar la moral que le ha robado Nadal . Lo que no ha perdido es tirón ya que, junto con Nadal , es uno de los deportistas que más firmas reparte en la Villa Olímpica. Es el precio de ser una estrella.