DESPLIEGUE. Cuarenta personas trabajaron en la operación. / L. V.
Sociedad

Un hospital alemán realiza el primer trasplante completo de brazos

La operación movilizó a cuarenta facultativos, expertos en distintas ramas médicas y supone un hito médico que llevaba décadas en fase experimental

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Hasta cuarenta miembros del personal del Clínico Universitario de Múnich hicieron falta para completar el primer trasplante de brazos completo que se lleva a cabo en el mundo. Los especialistas actuaron en dos grupos, uno dedicado al donante y otro al receptor, en una compleja intervención que se extendió durante quince horas. «Todo salió según lo previsto», declaró Christoph Höhenke. director médico del proyecto.

El paciente, un granjero alemán de 54 años, evoluciona «de modo excelente» para una intervención de esta magnitud. Sus extremidades superiores hubieron de ser amputadas a la altura del hombro tras un accidente laboral acontecido en 2002. El hombre trató en dos ocasiones de utilizar prótesis ortopédicas para volver al trabajo, pero sin éxito. Fue entonces cuando decidió recurrir a la sección de Cirugía Plástica y de Manos de la clínica universidad de Múnich, donde su perfil fue considerado «ideal» para emprender la pionera operación. Desde que se dio luz verde al proyecto, a mediados del año pasado, un equipo multidisciplinar compilado por Edgar Biemer, director de la sección, se ha entrenado a conciencia para que nada quedase a la improvisación en el quirófano. Ya sólo quedaba esperar a un donante con las características adecuadas. Todo el dispositivo se puso en marcha a finales de julio, cuando un enfermo apto para el trasplante falleció en el hospital y sus familiares consintieron que sus brazos fuesen implantados en otra persona. Aparte de la dificultades histológicas y anatómicas que implica este tipo de cirugía, no debe olvidarse el apartado psicológico: «Antes de la operación tuvimos que explicarle que, cuando despertase, tendría que acostumbrarse a tener los brazos y las manos de un extraño», señaló Biemer. Esta circunstancia no supuso un problema para el paciente, que al recuperar la conciencia y contemplar sus nuevos apéndices esbozó una ligera sonrisa y concedió al cuadro médico: «Muy bien». Lógicamente aún no puede mover sus nuevos brazos. Los cirujanos esperan un crecimiento de la red neuronal a razón de un milímetro diario para que, después de dos años de rehabilitación, el afectado pueda utilizar las extremidades sin asistencia.

Ahora el principal desvelo de los especialistas se centra en la recuperación. El paciente está recibiendo profilaxis antibiótica a la vez que los fisioterapeutas tratan de activar sus recién adquiridos músculos. Pero lo que quita el sueño al equipo de Höhenke es la respuesta inmunológica que el organismo receptor pueda experimentar ante el injerto. Preocupa sobre todo el rechazo de la nueva piel, que supone un 20 por ciento del total, para lo que los expertos realizarán constantes biopsias.