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La Haya juzga a la Serbia más negra

Karadzic se enfrenta desde hoy al tribunal por la acusación de genocidio

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Radovan Karadzic ocupa desde ayer una celda del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY) como la que antes albergó a su padre político, Slobodan Milosevic. El traslado del acusado de genocidio y crímenes contra la humanidad desde Belgrado hasta La Haya dará la oportunidad a la Fiscalía de procesar al ex alto cargo serbobosnio, después de no haber podido condenar al fallecido presidente yugoslavo.

Por eso se extremarán las medidas de vigilancia y seguridad para que 'el carnicero de Sarajevo' llegue a escuchar, en su momento, una sentencia condenatoria. Karadzic, detenido el día 21 después de trece años de búsqueda y vivir bajo aspecto e identidad falsos, partió hacia las 4.20 de la madrugada de ayer del aeropuerto de la capital serbia para ser trasladado hasta el de Rotterdam. De allí fue conducido en helicóptero al centro penitenciario de Scheveningen, cerca de La Haya.

Sin embargo, el antiguo presidente de la República Serbia apenas tendrá tiempo de meditar acerca de su nueva situación. Hoy mismo deberá comparecer ante los jueces. Además de por su presencia en la corte, hay gran expectación por ver su aspecto tras ser despojado de la barba y las grandes gafas con las que ha representado durante varios años el papel del médico naturalista Dragan Dabic.

El ex mandatario serbobosnio tendrá que responder por las acusaciones de genocidio y otros crímenes contra la humanidad cometidos durante la guerra bosnia (1992-1995). Sobre él pesan los cargos de algunas de las mayores atrocidades de aquel conflicto, como la matanza de Srebrenica, donde murieron cerca de 8.000 varones musulmanes, y también el asedio de Sarajevo, que masacró a decenas de miles de civiles. Tal y como anunció su abogado, Svetozar Vujacic, Karadzic se encargará de su propia defensa, ya que está convencido de que será absuelto de todos los cargos gracias a la «ayuda de Dios». Vujacic intentó retrasar el proceso de la extradición, aunque resultaba imposible impedirlo.

Protector

El proceso a Karadzic, de 63 años, se parece como dos gotas de agua al que fue sometido su protector, Milosevic, fallecido en su celda en extrañas circunstancias en 2006, tanto por la naturaleza de los cargos como por las personalidades y responsabilidades de mando de los acusados. Cuando el antiguo primer mandatario yugoslavo murió de un infarto -hay teorías que aseguran que se suicidó e incluso que fue envenenado- muchos expertos criticaron la falta de eficiencia de la Fiscalía de la Corte de La Haya, entonces encabezada por Carla del Ponte, a la hora de presentar su caso, que se prolongó años.

No obstante, el sucesor de Del Ponte, Serge Brammertz, hizo hincapié en su intención de conducir su causa con la mayor diligencia. Brammertz dejó entrever que se vigilará a Karadzic noche y día para evitar cualquier sorpresa. El representante del Ministerio Público adelantó que pretende enmendar el acta de acusación para, entre otras cosas, incluir las «pruebas recogidas durante los últimos ocho años».