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Excesos de júbilo

Si se lee con mucha atención, no es tan apremiante el llamamiento de David Cameron a Elecciones anticipadas en Gran Bretaña tras la severa derrota laborista en una elección parcial en Glasgow-este.

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Cameron, líder de la oposición conservadora, parece convencido de que su auge es, sobre todo, una caída de los laboristas que hacen frente a las serias dificultades económicas que todo el mundo experimenta en Europa y llevan once años en el poder.

Lo de Glasgow es como una puntilla porque hasta unos días antes de las Elecciones aún se contaba con la victoria ajustada del Labour el jueves frente al imparable Partido Nacional Escocés, que ya obtuvo un gran éxito en las regionales en correlato con el fuerte declive laborista en las locales de mayo pasado.

Pero un somero examen a las cifras aconseja prudencia a todo el mundo, incluidos los ganadores. El público ha expresado su cólera con el Gobierno como se hace siempre: votando menos y castigando al Gobierno donde más duela, apoyando a los secesionistas escoceses.

Los resultados son inseparables de su contexto escocés y es arriesgado extrapolar el resultado a unas elecciones generales.

Pero hay más. Si los nacionalistas escoceses, que recogen el enfado local, ganan nada menos que un exagerado 26 %, los tories, que debían haber sido, en cuanto que opción estatal, los grandes beneficiados, reciben un insignificante 7 % escaso: 1.639 sufragios de un total de 24.744. Cameron hace bien en no echar las campanas al vuelo.

Los laboristas, en fin, tampoco pueden culpabilizar al primer ministro Gordon Brown. Brown no está bien dotado para la política tal y como se entiende ahora por las mayorías sociales que votan, pero con Blair las cosas serían hoy iguales.

La fórmula de Cameron («no sé si podremos soportar la situación otros 18 meses») se contesta sola. Claro que el Reino Unido puede aguantar ese año y medio que queda de legislatura. Si se adelantan las Elecciones las ganará Cameron, quien entonces comprobará lo difícil que es gobernar cuando el viento ha abandonado las velas propias.