ILUSIONADO. Sastre está ante su última defensa del maillot. / EFE
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Sastre: «Las contrarrelojes de otros años no me afectan, estoy preparado»

El abulense se muestra seguro, pero a la vez tenso, ante la etapa de hoy Óscar Freire aseguró el primer maillot verde para un español en el Tour

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Carlos Sastre está serio. O mejor habría que decir tenso. La contrarreloj en la que se jugará el Tour de Francia 2008 frente a Cadel Evans no es algo de lo que pueda abstraerse. Esbozó alguna sonrisa forzada durante la rueda de prensa obligatoria a la que tiene que asistir como líder de la carrera. Sabe que la cuestión sicológica será importante: «Afrontar una contrarreloj con fuerza mental es fundamental, lo mismo que salir con referencias. Yo tendré la de Cancellara. Cada kilómetro sabré cuanto voy perdiendo con él, o si voy parejo. Tendré todos los datos».

Salir el último, como líder, le permitirá saber los tiempos que van marcando todos sus rivales: «Es importante conocer lo que vayan haciendo Menchov y Evans. El resto tiene que correr de mi cuenta, la fuerza, la confianza. Estoy tranquilo, relajado. He soñado desde siempre con llegar a tener esta oportunidad que se me presenta, por lo que voy a disfrutarla y a disputarla».

Nunca deja de alabar el gran trabajo que ha hecho el equipo en su favor: «El equipo me ha apoyado al mil por mil, tanto a mí como a Frank Schleck. Estoy listo para este día. Desde que me puse de amarillo en Alpe D'Huez ha sido algo especial para mí». No ha mantenido ninguna conversación con Cadel Evans. «En la salida de Bourg d' Oisans me tocó la espalda y me dijo, luck (suerte), pero la verdad es que no he hablado con él. Se salió muy rápido y no tuve ninguna oportunidad de hacerlo. Con los que si hablo es con mis amigos, con Samuel (Sánchez), Alejandro (Valverde)».

Algo que no se puede negar es que Sastre tiene en su contra todas las referencias de las contrarrelojs de otros años: «Cada año es un mundo, algo totalmente diferente. No es algo que me haga perder energías, que me desgaste». Quiere ir a ver la crono, conocer el recorrido al que se va enfrentar: «Hay que ver el trazado. Tendremos todo bien controlado. Hay que estar seguro». Ha cubierto muchas contrarrelojes a lo largo de su vida, por lo que en la rampa de salida lo que variará con respecto a otras ocasiones será «que soy el líder del Tour y me estoy jugando la carrera. ¿Que voy a pensar en la rampa? Y yo que sé. Es un sitio en el que tienes que estar concentrado, en tensión. Sé lo que me juego. La única forma de aguantar todo eso es sufriendo. No es algo en lo que piense, simplemente estaré ahí».

A Carlos Sastre, aunque él no quiera, si que le va a afectar el salir como líder del Tour en esta penúltima etapa. Tanto él como el resto de corredores que siguen en carrera tuvieron mucho tiempo de pensar ayer, tres horas y media, durante un sopor de etapa, que se corrió a mayor gloria de los franceses.

Mucha fatiga

Damiano Cunego, ganador del Giro de Italia en 2004, no tomó la salida. El Príncipe, debido a una caída, es cierto, ha estado perdido en la prueba. Tampoco seguirá en ella Juan Antonio Flecha, que llegó el último de la etapa, a 28:13, con el control cerrado.

De la etapa propiamente dicha, en un Tour que piensa única y exclusivamente en la contrarreloj, además de terminar en Paris, hay que decir que ganó el francés Sylvain Chavanel (Cofidis), una de las eternas promesas del ciclismo de este país, que se despide del Tour, y de su equipo, con una victoria por delante de su compatriota Jérémy Roy, con el que estuvo escapado desde el kilómetro 81.

El Tour, deportivamente, se está convirtiendo en algo monotemático, con escapadas de muy pocos corredores, lo que da una idea de cómo se encuentran los ciclistas de fatigados. En el kilómetro diez se produjo una fuga interesante, con el infatigable Stefan Schumacher, que está muy peleón, Egoi Martínez, Ballan y Fédrigo.

Entre Liquigas, Caisse d' Epargne y Quick Step la tumbaron. Lo que nadie fue capaz es de trabajar para poder llegar al sprint. Hay equipos que parecen no estar en el Tour, o conformarse con bastante poco en su lista de tareas.