Sociedad

La crisis pasa de largo por el lujo

El idilio entre Marbella y las firmas exclusivas crece pese a la tormenta económica: Tom Ford, Hermès o Cartier han sido los últimos en llegar

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Nueve de la noche. El sol comienza a desaparecer tras el dique de Puerto Banús. Los últimos rayos rebotan en el metal de los yates y regalan a los visitantes destellos del lujo que campa a sus anchas por el recinto náutico. No sólo el de los grandes barcos. Casi como nacen las setas en mitad del bosque, las calles repletas de boutiques exclusivas comienzan a poblarse de clientes potenciales ávidos de llevarse puesto lo último de Dior, de Louis Vuitton o de Dolce&Gabanna sin que la tarjeta de crédito se resienta ni un ápice. El shopping de los acaudalados sigue ese patrón. Ni en rebajas. Las cifras, negro sobre blanco, sobre la etiqueta, importan poco. Tres números, cuatro e incluso cinco. Mamá banco y papá talonario andan bien avenidos y las tiendas los reciben con los brazos y la caja registradora abiertos.

Con este panorama tan jugoso no es de extrañar que las firmas de lujo, hasta las que acaban de poner el primer pie en España, se den codazos por recalar en Marbella. Quien se mueve, no sale en la fotografía de este escaparate mundial por el que pasan al año más de cuatro millones de personas. Muchas de ellas atesoran una cuenta corriente envidiada por la mayoría de los mortales, los que con los 200 euros de la última paga extra de Zapatero a lo más que aspiran en las boutiques es a llevarse puesto un catálogo y los buenos días.

El idilio entre la Milla de Oro y lo más de lo más en moda, joyería o complementos vive desde hace años una luna de miel continua, con el desembarco de nuevas casas que engrosan páginas y páginas de las revistas de moda más in y marcas que aderezan los diálogos de las protagonistas de Sexo en Nueva York. Ahora aterrizan, como quien dice, a la vuelta de la esquina y dan esquinazo a la crisis, una palabra que no entra en el diccionario ni del lujo ni de los millonarios sin telarañas en la cartera.

En cascada

Desde que la firma La Perla recaló en Puerto Banús como primera abanderada de la exclusividad, casi a pie de yate en primera fila del pantalán, se viven aperturas en cascada tanto en el recinto náutico como en el centro de Marbella, que tampoco se queda corto, para consuelo de los adictos a las últimas tendencias. En su agenda, con grandes letras, llevan algunos días cuatro nombres propios más: Suárez, Hermès, Cartier y Tom Ford. Dos inauguraciones, una mudanza y una reapertura por todo lo alto que ya empiezan a recoger los frutos de sus incondicionales.

Nadie esconde la importancia de estar en Marbella, paradigma del lujo dentro y fuera de las fronteras. «Una firma de la categoría de Suárez tenía que estar en la ciudad porque consideramos que es un lugar donde podemos tener éxito dadas las características y te-niendo en cuenta que las grandes firmas de lujo tienen presencia aquí», explican tras su desembarco en Marbella. A lo grande. Con un edificio de tres plantas en pleno centro de la ciudad, en la avenida Ramón y Cajal, las joyas de la mítica casa Suárez recalan en la Costa del Sol y se suman a sus consagradas boutiques de Madrid, Bilbao y Barcelona. «Es un paso adelante en nuestra estrategia de expansión y desarrollo», añaden.

De momento, además, se llevan el premio a la fiesta más brillante de lo que va de verano, con un desfile de pesos pesados del corazón (por el nombre, que no por la báscula) como Isabel Preysler, Nati Abascal, Martina Klein o Mar Saura, todas radiantes y megasonrientes. A prueba de escépticos del glamour de Marbella y agoreros de una hecatombe del cuore que año tras año ponen el foco en la anorexia de caras conocidas. (¿No querías caldo? Pues toma dos tazas).

Cartier también está de estreno. La directora de Relaciones Públicas de la casa de alhajas, Simoneta Gómez-Acebo, sobrina del Rey para más señas, fue el reclamo mediático de la puesta de largo de su nueva andadura en Puerto Banús con un establecimiento de 250 metros cuadrados de espacio comercial donde se exhiben brillantes que quitan el hipo. Tras su paso por el centro de la ciudad, la boutique hace las maletas para instalarse frente por frente a las embarcaciones que recalan por docenas en el recinto náutico.

Sobran los motivos. «Es un punto de encuentro de personalidades de todos los sectores de la vida pública, tanto de los negocios y la aristocracia, como del mundo de la cultura, el arte y el deporte de elite mundial», apuntan desde Cartier.

El trasiego de clientes es notable. Anteayer mismo una señora se dejaba querer por una alianza de incontables quilates, con el sueño recurrente de muchas mujeres de que su marido captara la eterna indirecta directa.

Nueva imagen

También en Puerto Banús, convertido en quintaesencia del lujo como un Rodeo Drive de la Costa del Sol, Hermès renueva su carta de presentación, su tienda de 150 metros cuadrados que ahora deja entrever sus colecciones a través de ventanales de grandes dimensiones, un escaparate por el que es difícil pasar de largo.

Vecina de acera, para más señas, son Loewe o Dior, que igualmente llevan años protagonizando las compras más selectas del recinto náutico.

Hasta aquí los cuatro hijos más de una familia más que numerosa, desenfrenada. Tomen nota. Dior, Chopard, Cavalli, Jitrois, Bulgari, Chloe, Dolce&Gabanna, Burberry, Gucci, Loewe, Salvatore Ferragamo, Emporio Armani, Gianfranco Ferré, Lanvin, Louis Vuitton, Fendi, Valentino, Jimmy Choo y más firmas se dan codazos en Marbella, que nada tiene que envidiar a la Quinta Avenida, a Goya y Serrano o al Paseo de Gracia. Y a un tiro de piedra.