VALOR. Los más osados se efrentaron a pecho descubierto. / A. V.
Sierra

El peculiar San Fermín de Bornos

Unos 2.000 visitantes, según la Policía Local, disfrutaron del encierro de Bornos, que se celebra cada año para celebrar el día de San Laureano

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La localidad de Bornos celebró en la tarde-noche del sábado un encierro taurino con motivo de sus fiestas patronales, en honor a San Laureano. Los festejos se celebraron el pasado sábado día 5, pero el encierro se atrasó una semana, para que no coincidiera con un festival de música que se celebraba en el municipio, el Festival Lago de Bornos. No obstante, la semana siguiente no se pudo celebrar el evento taurino por «problemas burocráticos», aseguró el alcalde bornense, Fernando García (PP), hasta que finalmente ayer se pudo llevar a cabo.

Este año la fiesta tenía la particularidad de que se celebraba un sábado por la tarde-noche, en lugar de el domingo por la mañana que era lo tradicional. De este modo, a las seis de la tarde se abrió el cajón ubicado en la calle Ancha, donde se habilitó un espacio vallado, para que el primero de los toros hiciera acto de presencia. Dos horas más tarde, a las ocho, se volvió a hacer lo propio con el segundo de los toros.

Los astados, Maralegre y Añadido, que pertenecían a las ganaderías Herederos Félix Salas Fernández y Duque de Ahumada, recorrieron varias veces la calle Ancha y dieron mucho juego a los aficionados que se encontraban presentes y participando de la fiesta. «Por fortuna no hubo que lamentar heridos graves, ni se produjeron conflictos», aseguró el delegado municipal de Fiestas, Manuel Orozco. El único incidente reseñable fue que «uno de los astados cogió a una persona mayor a la que no le dio tiempo a meterse en el vallado», apuntó el responsable municipal.

La Policía Local estimó que un total de 2.000 personas acudieron al encierro y desde el Ayuntamiento se asegura que «han sido muchos los vecinos de otras poblaciones cercanas, como Arcos o Villamartín, que participaron de la fiesta». Una fiesta que se prolongó hasta altas horas de la noche y se trasladó desde el pueblo a la zona del embarcadero, un espacio de ocio estival que se ha recuperado este año, después de varios años sin utilizarse para este fin.

Durante la fiesta se montó un dispositivo especial de seguridad en el que intervinieron miembros de la Policía Local, Guardia Civil, y equipos sanitarios. Además, la Delegación de Fiestas del Ayuntamiento creó un equipo de protección del toro, compuesto por diez jóvenes de la localidad, que son los encargados de devolver al toro al cajón, amarrándolo con una cuerda, para cumplir con la hora de duración, el límite máximo de prolongación del encierro.

El delegado municipal de Fiestas, Manuel Orozco, valoró «positivamente» el cambio de día y hora del encierro. En ediciones anteriores se celebraba el domingo a la una y tres de la tarde, lo que suponía que «el animal sufriera mucho por el calor». De hecho recordaba que «el año pasado uno de los toros murió en el cajón, una vez que se encerró».

Estas circunstancias, unido a que ha crecido el número de visitantes «a pesar de que mucha gente no se han enterado del cambio», hacen que el Ayuntamiento tenga claro que «en futuras ediciones se mantendrá este nuevo horario», apuntó Orozco.

sierra@lavozdigital.es