MAGISTRAL. Michel Camilo disfrutó en su concierto. / J. C. C.
Cultura

La lección de Michel Camilo

El pianista, junto a Charles Flores y Dafnis Prieto, llenó de jazz y ritmos caribeños la noche del Alcázar

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El Patio de San Fernando del Alcázar de Jerez se levantó de sus asientos cuando Michel Camilo asomó por el escenario. Vestido de negro riguroso y con una energía que se le traslucía en sus movimientos, comenzó su espectáculo con uno de los temas de su exitoso Spain, que publicó junto a Tomatito.

Estuvo cariñoso con el público y deseó que la de ayer fuera «una noche memorable». Junto con Charles Flores, al contrabajo, y Dafnis Prieto, a la batería, el músico dominicano no escatimó esfuerzos a la hora de desplegar los ritmos de su tierra y tuvo al público entregado con las primeras notas. Las intervenciones en solitario de cada uno de los instrumentos brillaron con luz propia y la conjunción de los tres músicos respondió ampliamente a las expectativas: los que conocían ya a Michel Camilo disfrutaron del directo y los que no sabían mucho de él descubrieron un nuevo horizonte en el jazz.

El trío musical consiguió crear el ambiente necesario para disfrutar tranquilamente de una sesión de buena música en vivo. La cita de ayer en Noches de Bohemia fue la primera del pianista en Jerez y «que sean muchas más». La emoción de los espectadores fue in crescendo a medida que avanzaba el recital, que duró casi dos horas pero pareció que fueran treinta minutos.

Observar de cerca las manos de Michel Camilo sobre el piano produce sensaciones que van desde el vértigo a la envidia, por qué no decirlo, dada la velocidad y el tino que alcanzan sus dedos. Camilo completa su estilo en la ejecución acompañando la música con todo su cuerpo, sonrisa incluida.

El pianista dominicano dio ayer toda una lección musical, a juzgar por los vítores que recibió del respetable y que le obligaron a regresar al escenario y a ejecutar una última pieza: un regalo.