Cultura

El otro negocio del viento

Marcas como Mala Mujer, El Niño o Piratas han convertido la capital europea del windsurf en epicentro de la industria textil deportiva

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Es una forma de vida, una manera de sentir la libertad sin nudos de corbatas que ahoguen a final de mes ni prisas que olviden las razones. Allí, donde se funden el Atlántico con el Mediterráneo, a tan solo cien kilómetros de Cádiz y a poco más de diez de África se respira de manera diferente. «Aquí lo importante es vivir y no agobiarte por cómo debes hacerlo», dicen. «Esto es único. Esto es Tarifa».

Conocida internacionalmente por ser la capital europea del windsurf, en sus calles se mezclan los colores y aires de este deporte con fachadas mozárabes y rincones marineros; un atractivo que ha convertido esta localidad de algo más de 17.000 habitantes en un lugar de importante atractivo turístico pero también en una ciudad donde mu-chos de esos visitantes decidieron quedarse para siempre.

En este ambiente de encuentros y partidas, turistas y oriundos han sabido sacarle partido al negocio del viento. Basta con vi-sitar algunas de sus calles para comprobar como con los años Tarifa se ha convertido en capital mundial de la moda surfera y en una referencia para la confección y el diseño de nuevas tendencias, colecciones basadas en la comodidad, los colores atrevidos y de corte informal y deportivo. Existen unas cien tiendas dedicadas al sector textil y deportivo. De entre ellas, marcas como El Niño, Mala Mujer o Tarifa Piratas son ejemplos de este fenómeno comercial que nacieron como una aventura personal y ahora ya dan la vuelta al mundo.

El argentino Martín Torres, Barbanegra para los tarifeños, supo ponerle etiqueta a su espíritu emprendedor. Llegó en el 89 a la localidad atraído por su afición al windsurf y ahora regenta una de las firmas más conocidas dentro y fuera del municipio, Tarifa Piratas. «En Argentina me dedicaba a pintar apartamentos, luego tuve hasta cinco tiendas». Pero el negocio no llenaba su vida. «Yo no quería un Mercedes. Lo que quería era navegar». Y lo consiguió. Durante tres años consecutivos fue subcampeón de Europa. «Me conocían por mis banderas piratas. Las hacía yo mismo. De repente me las empezaron a pedir y comencé a venderlas en una tienda. Luego vi-nieron los llaveros de tablas y las camisetas, Piratas se hacía grande y necesitaba una marca». Algo que empezó casi por casualidad cambió su vida por completo. «Llegó un momento que vendía hasta 500.000 pesetas por semana. Fue impresionante».

Martín es de los pocos veteranos de Tarifa que sigue al frente de su negocio. Algunas firmas como 100% Fun desaparecieron y otras como Hot Stick continúan en la brecha. Piratas diseña cada año una nueva línea de camisetas que vende por algunas tiendas de Cataluña y a otros países por internet. «La gente que viene aquí quiere vivir de otra manera, se quieren sentir parte de esta ciudad y vestir como nosotros. Es como una forma de liberarse, de sentirse diferente».

Un niño muy grande

De símbolo surfero a icono de la moda para jóvenes de toda España, El Niño es una de las empresas de origen tarifeño que más ha crecido en su historia. 16 tiendas exclusivas y 800 puntos de venta -entre ellos 160 en El Corte Inglés- visten su triunfo. Creada hace diez años por tres amigos surferos que llegaron a la localidad fue adquirida en 2002 por una distribuidora gallega. Ahora acaba de superar la barrera de los 31 millones de euros de ventas con un crecimiento medio del 195% al año.

La joven madrileña María Jesús Gil ha sido una de las artífices de este boom comercial. Su pareja, Herbert Newman, un austríaco que llegó con recién nacido al municipio, fue uno de los fundadores de la marca. «La idea nació de tres surferos que soñaban con vestir una marca que no fuera extranjera». La primera tienda se abrió en 1999. «El logotipo, el muñeco famoso, se rescató de una firma que no funcionó en Barcelona». El éxito fue llegando poco a poco. «La gente llegaba a la tienda y nos decía que regalar algo de El Niño traía buena suerte. No sé de dónde salió eso, pero ayudó», recuerda.

Pero como suele ocurrir fue el salto a la televisión lo que hizo que El Niño creciera. «Colocaron un reloj con el dibujo del muñeco en la mesa de El Informal. Fue asombroso. Por lo visto la gente les empezó a preguntar qué era ese fantasmita. El Club Disney, Compañeros, o la película El otro lado de la cama empujaron también la marca a la fama. A partir de 2000 se empezaron a abrir las franquicias (Sevilla, Portugal, Granada, Madrid, Bilbao...). «Ahora la firma ya está consolidada. Ya no se hacen sólo camisetas sino colecciones completas». Ropa interior, toallas, chanclas... que se diseñan en Portugal. María Jesús está «muy orgullosa» de haber formado parte de «aquella aventura». «Ver crecer nuestro proyecto así, de una forma tan grande, es muy emocionante, una recompensa al trabajo que hemos hecho».

El éxito de la industria textil de Tarifa también ha dejado beneficios económicos al municipio. Así lo reconoce el alcalde, Miguel Manella. «Todo nació del deporte pero luego se ha convertido en una forma de vivir y vestir», comenta el primer edil tarifeño. «Casi todas las personas que vienen terminan comprando al-gún artículo y eso también es importante para la promoción de la ciudad».

Consciente del éxito de marcas como Mala Mujer o El NIño, Manella agradece la confianza de «aquellas personas que creyeron en Tarifa hace muchos años. Aunque hay mucha gente que llega para hacer deporte, otras vienen atraídas por una nueva forma de disfrutar el tiempo, de vivir la vida». «Tarifa no es sólo windsurf», cuentan sus habitantes. «Tarifa es algo muy difícill de explicar. Lo mejor es venir a verlo y, sobre todo, disfrutar».

La ropa no es problema. Ya la compras allí.